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La familia sabe a vida

La familia sabe a vidaLas Tunas.- A Ada la mirada se le ilumina cuando cuenta las vivencias de su familia y aunque el bolsillo anda apretado en el hogar, los suyos conocen la esencia de lo que significa sentirse feliz y compartir la dicha de estar juntos; aunque las diferencias también estén entre ellos.

Nora es una científica de la salud cubana, pero su mayor orgullo no lo constituye solo sus éxitos como profesional de la Genética, si no su pequeño y hermoso núcleo. La delata la emoción al hablar de sus hijas o del esposo abnegado que la comprende, acompaña, e incluso fue el primero en decir tienes que hacerte especialista.

Una vez su hija más pequeña trató de mediar en una incómoda conversación de jóvenes donde acosaban a preguntas a una chica acerca de quién era su papá y cuántos esposos ya había tenido su madre. Pero entonces se ganó como riposta de la asechada: Sí, Gretel, tú tienes una familia perfecta.

Aquellas palabras dolieron y sonaron raras porque Gretel solo trataba de ser amable y solidaria, pero hoy parece caso excepcional crecer en un hogar funcional y con sus miembros principales unidos en el amor del matrimonio.

Nené, como cariñosamente le dice la mayoría, aún a sus 87 años siente nostalgia y lo muestra ante sus ojos de pequeño, al morir su madre de una tuberculosis, allá por la década del 40 del pasado siglo.

Yo crecí sin papá, mamá y abuelos y mírame, aquí estoy, me dice, pero en sus ojos nublados ya por los años, alcanzo a ver la añoranza que lo habita. Todo pudo ser tan diferente si hubiese crecido en esa familia que aún vive en sus sueños.

Sin embargo, no se detuvo y con el sabor del sacrificio siempre en los labios llegó hasta aquí y ahora vive su ancianidad acompañado.

Su suerte no es la misma de los abuelos que solo cuentan con el amor, paciencia y atenciones de quienes en hogares de ancianos les acompañan como única familia.

Reconocida como la célula fundamental de la sociedad, el artículo 35 de la Constitución de la República de Cuba le atribuye responsabilidades y funciones esenciales en la educación y formación de las nuevas generaciones.

El Estado protege la familia, la maternidad y el matrimonio.

Cuba es uno de los pocos países latinoamericanos que cuenta con un Código de la Familia, vigente desde 1975. Antes regulaba el Código Civil español de 1888, extendido a esta colonia de España en 1889.

Este Código Civil del siglo XIX contenía reglas  arcaicas  y  contrarias  al  principio  de igualdad, discriminatorias  de  la  mujer  y  de  los  hijos  nacidos  fuera  del matrimonio.

En lo externo la isla fue el tercer país de América Latina, solo precedido por Bolivia en 1972 y Costa Rica en 1973, en promulgar este tipo de ley de contenido familiar, que fue  sometida  a  consulta  popular y surgió un Código auténticamente  cubano, sin dejar de reconocer  y aplicar acorde  con  nuestra  realidad  social,  toda  la  experiencia  anterior en Cuba y el mundo.

El Código cubano se adelantó a lo que luego serían principios esenciales, como la  atención  a la  niñez,  concebidos  años  después  en  instrumentos internacionales como la Convención sobre la Eliminación  de  todas  las  Formas  de  Discriminación  contra la Mujer y la Convención de los Derechos del Niño.

La Ley prevé el fortalecimiento de los vínculos de cariño, ayuda y respeto recíprocos entre sus integrantes, el fortalecimiento del  matrimonio  legalmente  formalizado  o  judicialmente  reconocido, fundado en la absoluta igualdad de derechos de hombre y mujer; al más eficaz cumplimiento por los padres de sus obligaciones con respecto a la protección, formación moral y educación de los hijos para que se desarrollen plenamente en todos los aspectos y como dignos ciudadanos  de  la sociedad socialista y a la plena realización del principio de la igualdad de todos los hijos.

Ahora se estudian varias modificaciones que respondan a la evolución de las relaciones sociales necesarias hoy. Pensemos, por ejemplo, en la libertad de género de la que el país es defensora.

La familia cubana actual se debate en una subsistencia entre el fenómeno de la disfuncionalidad por los divorcios, emigración de miembros fundamentales como padres o madres, el problema de la violencia en el hogar, sobre todo la psicológica, las crisis económicas de los últimos 30 años, la incapacidad de independencia, y en particular, la lastima mucho el resquebrajamiento o pérdida de valores y buenas costumbres.

En Cuba es normal la convivencia de varias generaciones en el mismo espacio, pues las dificultades con la vivienda son muy serias en el país, lo que muchas veces atenta contra los gustos, preferencias o modo de expresarse de sus integrantes y afecta las relaciones filiales.

Especialistas en temas de psiquiatría en Las Tunas consideran que hoy en Cuba las familias están sesgadas y divididas por las misiones y emigraciones, y esa posición deja a muchos niños y adolescentes en una balanza; se va perdiendo la función que tiene ese núcleo humano.

Destacan los profesionales que hoy la familia está interesada en la función económica y la afectividad, educación y adecuación de normas se pierde, y son vitales para el pleno desarrollo del ser humano.

A pesar de la preocupación por un ambiente adverso para el desarrollo y existencia plena, existen a lo largo y ancho de esta isla caribeña ejemplos trascendentales de buenas familias.

Un ambiente sustentado en el amor y el fortalecimiento de principios, valores y normas de conducta concebirá un ser humano preparado para enfrentar los retos de la vida.

El hogar siempre será el templo más sagrado desde donde cada día se edifica una vida de éxito, tropiezos naturales y aspiraciones.

Cualquiera que sea su formato, características propias, integrantes o paradigmas, será para el ser humano el mejor escudo para enfrentar las batallas cotidianas de la vida, el aliciente ante el dolor y el refugio seguro de vuelta a casa.

En este 15 de mayo que le dedicamos el día del calendario, esta vez desde la visión de Familias y sociedades inclusivas, pensemos en cuánto bien nos hace, pero, en especial, en cuánto más podemos hacer para mantenerla viva, funcional y auténtica.

/ymp/

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