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Gastronomía privada y estatal, ¿los buenos y los malos?

Desde hace algún tiempo en la provincia de Las Tunas se incrementan las opciones para degustar de buenas ofertas gastronómicas, a partir de la apertura de varios restaurantes no estatales; una alternativa de importancia crucial para el disfrute de la población tras la apertura de nuevos modelos de gestión económica del país.

La aparición de los nuevos recintos genera un nuevo nivel de competencia para los servicios estatales, al disponer los privados de mejores propuestas en materia de servicio. El fenómeno genera mayor competitividad, gracias a factores imprescindibles en la búsqueda de clientes como la propia imagen y la promoción de los locales por vías diversas, que llegan incluso a las redes sociales.

Y el asunto no es catalogar de buenos y malos, porque si bien es cierto que al sector estatal le queda mucho por mejorar en sus restaurantes, prevalecen espacios que se mantienen en la preferencia de los comensales. El 2007 resulta uno de ellos que a pesar de sus varios años de construido, mantiene una imagen renovada y con precios al alcance de todos.

Del otro lado no siempre la calidad de los particulares va acorde incluso con los precios de sus cartas y menú. Aunque sin dudas, prevalece una diferencia entre ambos que merece la pena una reflexión, y la búsqueda de algunos porqués.

Pongamos algunos ejemplos: la ambientación en los privados es más acabada, cuenta con una propuesta estética más acogedora.

Por lo general la higiene en las mesas, manteles, y los pisos del local resulta una constante. El servicio de los denominados paladares en la mayoría es de calidad aceptable, existe además una relación profesional entre el dependiente y el cliente, donde el slogan que permite a este último tener la razón se pone mayoritariamente en práctica, y por tanto, la estancia se hace agradable.

Acápite vital es la variedad de ofertas.

Puedes encontrar platos bien decorados que incitan al consumidor más exigente. Muchos de ellos elaborados por chef con vasta experiencia, quienes aportan un sello inigualable al establecimiento.

Y si esto se logra en el sector no estatal, ¿qué impide a algunas cafeterías, bares, restaurantes del Estado hacer algo similar? Colegas y personas en las calles sostienen que la razón fundamental resulta las formas de pago a sus asalariados, pues en los privados se manejan cifras de remuneración altas, mientras del otro lado no.

Sin embargo, considero que aunque es cierto este vital factor, pues ya conocemos sobre las funciones de estímulo del salario, predominan otros factores que influyen sobremanera. Por ejemplo, el sentido de pertenencia.

Tras lel presupuesto socialista de dejar los medios de producción en manos de la mayoría, lo cierto es que el sentido de pertenencia ha caído, en ocasiones,  en saco de nadie. Entonces la responsabilidad y preocupación de un capitán que lleve a la tripulación a puerto seguro queda como el tema de Buena Fe , y La culpa…que no la tiene nadie.

Podríamos agregar que si la mayoría de los productos, se encuentran en un supuesto mercado mayorista que brinda el estado, cómo es posible que en los privados encontremos ofertas que difieren con las  de algunos restaurantes estatales. Tema este engorroso y que necesita de miradas e investigaciones más profundas.

Y hablaba de estética antes, porque a la verdad no entiendo. ¿Poseen los privados una magia especial para mostrar sus comidas con tanto colorido y decoración que parecen obras de arte? Creo que no. Se llama creatividad, y ganas de ganarse al cliente.

Incluso a veces la mayoría de los casos están igual escasos de recursos, solo cuentan con la convicción de que comemos más con los ojos que con la boca.

Si bien es cierto que los precios son muy elevados para el salario medio de los cubanos, no debemos olvidar que estos sitios no son lugares de primera necesidad. Por desgracia, casi podríamos llamarlo un lujo, el hecho de acudir a los mismos.

Pero el tema va más allá de defender a los restaurantes privados o paladares, prefiero tomar las ideas positivas de administración y de mercado que poseen sus dueños, formas de gestión y adaptarlos a los estatales. Muchos de los estatales tienen condiciones en cuanto a local, infraestructura, personal de apoyo y buenas ideas. Pero no es suficiente. Faltan las ganas de hacer y la visión de futuro, en una provincia que mira lejos, pero que requiere revisarse por dentro en aspectos como este.

/mdn/

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