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Campeonas por siempre

Campeonas por siempreRecordar el Campeonato Nacional de Hockey femenino Primera Categoría que se celebró en Ciego de Ávila del 2 al 9 de febrero del presente año, significa revivir cada alegría proporcionada por las actuales campeonas nacionales.

La pasión por el deporte y el amor hacia mi ciudad natal me hacían olvidar por instantes la postura que debía tomar como periodista en medio de una competición nacional; y me vi en varios momentos soltar agendas y grabadoras, elevar las manos y gritar como simple aficionada: ¡gooooooooool!

Me impactaba la organización y limpieza de las jugadas, los pases certeros, la ágil conducción de la pelota, las defensas firmes como postes, la combatividad de las atacantes, la madurez; pero sin dudas lo que más me enorgullecía, me hacía acabar con mis uñas y no poder estar sentada ni un instante, era la entrega con la que estas féminas jugaban, no se permitían la derrota.

Comienzo apretado

 Ante su primer choque contra las espirituanas se convencieron de que el reto este año no era tan fácil lograrlo. Las rivales cada año se presentaban en mejor forma. Aunque ganaron no se sintieron victoriosas. «No fuimos como siempre», eran opiniones que se escuchaban entre las más veteranas.

Las ví culparse una y otra vez, con la mirada gacha y los ojos tristes, sin darse cuenta que sus cuerpos no podían estar totalmente repuestos del agotado viaje realizado en tren desde el Balcón del Oriente cubano hasta Ciego de Ávila, la ciudad de la piña, y que jugaban algunas lesionadas y otras con gripe.

Dos errores de la portera jobabense Yusnaidi Betancourt Salgado (no por carencia de capacidades, resultó ser la mejor terminado el evento) hizo del partido un cerrado choque en el que vencieron tres goles por dos.

La delantera y campeona centroamericana Yunia Milanés Márquez avisoró que esa sería para ella una gran campaña goleadora al ser la primera en anotar por jugada y los otros dos restantes fueron por penalti-corner de mano de las experimentadas mediocampistas Yaniuska Paso Flor y Brisaida Ramos Pérez.

Las fortalezas fueron creciendo en cada encuentro, el dinamismo y las ansias de triunfo. Una y otra vez salían en fila hasta mitad del campo, se posicionaban una detrás de otra y saludaban a sus rivales, luego corrían  hacia su zona, se unían en círculo, chocaban los bastones y gritaban: «¿Quiénes somos?»y respondían «Tuna, Tuna, Tuna».

Al día siguiente las agramontinas no fueron un duro exponente para las actuales monarcas que anotaron tres y permitieron sólo uno. Yunia volvió a brillar pero esta vez acompañada de Adanais Torrez y Sunaili Nicle.

Recuerdo como Rolando Medina, su entrenador principal, se sonrió y me dijo: «ahora sí nos comportamos a la altura de nuestras potencialidades».

Yunia

 Puede que sea injusto entre tantos talentos hacer un epígrafe pequeño sólo con el nombre de ella; pero la ansiedad me obliga, porque presencié como en el tercer encuentro ni los fuertes rayos de un sol que llegaba al centro del cielo, ni el cansancio del cuerpo a causa de ir y virar por un amplio terreno, ni el tiempo de espera porque el programa del evento ubicaba al equipo como último en competir ese día, nada hizo que la delantera Yunia Milanés Márquez colara la pelota tres veces en la portería custodiada por santiagueras.

Ya sumaban cinco, suficientes para quedar de líder goleadora; no le bastó, y aunque no pudiera entrar dentro de la bolsa de goles que llevaba a casa, en la final, se regaló el último.

Dos invictos

Uno de los dos dejaría de estar invicto. Con un total de 9 puntos las anfitrionas y las tuneras se abrazaban en la cúspide. ¿Quien descendía? Eso se definiría en el encuentro número cuatro para las monarcas, que opinaban que sería un preludio de la gran final. Mi corazón se paralizó cuando transcurridos apenas tres minutos de comenzado el choque las locales marcaron primero.

Allí conocí a la Lisandra Frigola, una de las mayores promesas del hockey a nivel nacional por la definición de su tiro, y en mal momento se vino a presentar, anotando en una jugada de penalti corner el primer gol, a través de un indetenibe lance elevado hacia la portería, conocido como tiro flick.

La composición física no siempre es lo más importante. Hay personas delgadas y pequeñas con tanta fortaleza interior que se vuelven enormes. Ese es el caso de la tunera Adanais Torres Fonticiella, me atrevería a afirmar, que será la futura Brisaida Ramos para la historia de este deporte en el territorio. En los momentos difíciles se crece, se hace notar, y reapareció para anotar el gol que igualaba a uno el marcador.

La presión fue uno de los factores que provocó que una joven de la ciudad de la piña llamada Geidi de la Caridad cometiera falta grave sobre la líder goleadora del Campeonato. Error dentro del área que trajo al hermoso espectáculo la primera jugada de penalti stroke para las féminas del Balcón del Oriente Cubano. La gran Yaniuska no la falla, y esta vez, no fue la excepción, logrando de esta manera el punto que dejó a Las Tunas como el único equipo inderrotable de la competencia.

El día más feliz

 Lucharían su medalla número 18, contra Ciego de Ávila. Podía suceder de todo. La Academia de Hockey de la provincia cede se llenó de personal, de familiares, amigos, entrenadores, comisionados. ¡Era la gran final!

No pudo ser de otro modo, era el juego de rompe-corazones, de lanzar agendas y grabadoras, el juego de quedarse ronco y no limitarse a cantar los goles sino aconsejarlas y darles ánimo todo el tiempo. La adrenalina subía y nuevamente ellas, al centro del terreno, una detrás de otras, saludo, carrera, círculo, bastones chocando y el enorme grito ¡TUNA, TUNA, TUNA!, luego el silvido del árbitro y…

Apretado, apretado, apretado, carreras de aquí para allá y nadie marcaba. Manos a la boca.

En el segundo cuarto aparece Adanay. ¿Qué tiene? ¿Cómo lo hace? Poseída, totalmente fuera de sí, pasa a la primera jugadora mediante una finta, conduce la pelota y pasa a la segunda, se va entre dos, se queda sola, mira a la portería, dispara: ¡goooooool!

Así lo hizo una y otra vez. Se ríen, dieron primero, marcaron dos, y de forma consecutiva, no pueden confiarse pero continúan.

Tercera entrada y la avileña Yanet Sarmiento logra un empate.El juego cerrado. Unas intentan remontar y otras lograr ventaja, acertaron estas últimas, y la líder goleadora del evento, la tunera Yunia Milanés Márquez, anotó su gol número seis y estableció definitivamente en el marcador dos goles de diferencia.

En la ceremonia de premiación que le sucedió al encuentro, se ratificó a Brisaida Ramos Pérez como la atleta más detacada del certamen, como mejor portera a la jobabense Yusnaidis Betancourt Salgado, la atleta má técnica resultó ser la también del oriente cubano Yaniuska Paso Flor, la acertada atacante Yunia Milanés Márquez fue la líder goleadora y Rolando Medina resutó ser el mejor entrenador.

Mi gran diario de campaña finalizaría ese día. Las miraba en los calentamientos y comencé a sentir nostalgia prematura. Extrañaría los gritos del Mellizo (Medina, el entrenador principal) que no tenía tranquilidad mientras sus hijas peleaban, también a Jorge Nieves, que aunque de personalidad más calmada, siempre estaba atento.

Pensé en una Brisaida, que se había convertido en mi amiga, en una amiga que había llegado a admirar por su tesón, a la Melliza (Yordalia) que fungía como una entrenadora más, a la traviesa Lorena, la certera Yaniuska, a las aguerridas Yunia y Adanais, la Nicle, Alesyanis, Maribel, Yesenia, Yurisleydis, Yanairis, Yésica, Yelena, Yusnaidi, a la joven recién salida del escolar Helenis.

Hoy al recordarlas, vuelvo a sentir orgullo de las leonas orientales.

/mdn/

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