
La Habana.- A José Martí (1853-1895) no sólo debemos tenerlo presente como el Apóstol de la independencia de Cuba y el luchador infatigable que ofrendó su vida, sino como el pensador visionario y el escritor exquisito, en cuyo pensamiento y expresiones literarias hay siempre alguna nueva enseñanza.
En sus Versos Sencillos, esos que aprendimos a recitar desde la primaria, predicó el amor patrio con su deseo expreso de tener en la tumba un ramo de flores y una bandera, o al prójimo, cuando escribió la cuarteta Con los pobres de la tierra/Quiero yo mi suerte echar/El arroyo de la sierra/Me complace más que el mar.
Y es que cada cubano tiene muy dentro su propia imagen del hombre de La Edad de Oro. Ese que ha trascendido los tiempos y cuya universalidad impone el desafío de aprehenderlo como cosa del corazón desde los primeros años de la vida. Ese es José Martí #Cuba #MarchadelasAntorchas pic.twitter.com/pzwKlqWHk6
— UJC (@UJCuba) 24 de enero de 2018
Pero desde mucho antes se forjaron sus ideales de justicia, pues siendo un niño vio a un esclavo colgado a un árbol, y juró lavar con su sangre el crimen; y en un memorable mensaje a su madre, en la foto enviada desde el presidio donde cumple condena, conmina a su progenitora a pensar que también, entre espinas, nacen flores.
Hermosas frases poéticas, bellos giros literarios, profundo pensamiento político, analíticos ensayos, narraciones, cartas y reportajes periodísticos, de todo se encuentra en la vasta producción del patriota cubano, recogida en los 27 tomos de la edición crítica de sus Obras Completas.
#LegadoDeMartí: “ (…) los árboles se han de poner en fila, para que no pase el gigante de las siete leguas. Es la hora del recuento, y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de Los Andes” !165 años del natalicio de #JoseMarti! pic.twitter.com/RHJ0R5QZ3X
— Rogelio Sierra Díaz (@RogelioSierraD) 22 de enero de 2018
Beber de esa rica fuente debe resultar motivo más que suficiente para incentivar la lectura, sobre todo entre los más jóvenes, sin embargo, la mayoría soslaya este fructífero hábito, ante la avalancha de los medios audiovisuales, el correo electrónico, los juegos, teléfonos móviles y otros medios.
La lectura genera puentes para una comunicación enriquecedora, abre el acceso al mundo de las palabras, incita a la formulación de interrogantes, estimula la imaginación y la creatividad e invita a explorar la complejidad del mundo y de los seres humanos, como bien señaló en uno de sus artículos la doctora Graziella Pogolotti.
Aunque en Cuba existe la voluntad política de preservar el hábito de leer, lo que confirma la realización anual de la Feria Internacional del Libro y otros eventos, esa determinación debe traducirse en la implementación de prácticas concretas y sistemáticas, mediante la acción concertada de la educación, la cultura y los medios masivos de difusión.
Los que saben pensar no necesitan maestro, sentenció el filósofo hindú Mahatman Ghandi, pero la principal fuente para desarrollar ese pensamiento lógico sin el magisterio de otra persona está precisamente en las páginas de un buen libro, lo mismo en el campo de la literatura que de la ciencia, economía o cualquier otro.
Leer a Martí no puede ser una frase preestablecida para una campaña publicitaria o jornada conmemorativa, como la desarrollada en todo el país con motivo del aniversario 165 del natalicio del Héroe Nacional.
En todo caso, debería ser parte consustancial del quehacer cotidiano de todos los factores educacionales y culturales del archipiélago cubano, en el empeño por promover la lectura. (Manuel Valdés Paz/ACN)
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