Ocurrió en el hospital pediátrico Raymundo Castro, de la ciudad de Puerto Padre. El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, como gente de pueblo, no deja pasar la oportunidad de hablar con la población donde quiera que llegue.
Así, habló no solo con los trabajadores de ese centro asistencial, sino con las madres de los niños ingresados, y se interesó no solo por la salud de los pequeños sino por el trato recibido, por las condiciones de la institución.
Y esta foto captada en el lugar narra en detalle el encuentro del Presidente con una niña. Es una imagen emblemática en el mensaje que trasmite no solo por la ternura y sensibilidad, porque más allá de la inocencia de la niña ingresada hay en su rostro y en su mirada como un eterno agradecimiento al Presidente, mientras el Jefe de Estado y de Gobierno también la mira con ternura, y con agradecimiento, por qué no, pues ella es parte de las generaciones continuadoras de esta obra de todos.
Solo hay que ver la cara de la niña, sus manitas enlazadas, como si estuviera reflexionando mientras mira al hombre que tiene enfrente; sus ojos medio claros fijos en su rostro.
Yo no fui testigo presencial de lo que pasó en esa escena. Pero se me antoja que la niña, aun cuando no le hablara con palabras, con su mirada le dijo: «Gracias, Presidente, por lo que hace por los niños, por lo que hace por mi país. Gracias por estar».