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Fidel Castro, el comunicador que conocimos

Fidel Castro, el comunicador que conocimosLa Habana.- Una de las prioridades del líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro (1926-2016), fue promover que los habitantes de la Isla estuviesen bien informados sobre la realidad nacional y extranjera.

Cuando en Cuba y otras partes del mundo millones de personas se aprestan a homenajear al luchador revolucionario que nació un 13 de agosto, Prensa Latina recuerda esa faceta del Comandante en Jefe, considerado por generaciones de periodistas un colega de fila.

 

Alguien dijo que ser reportero es algo más que figurar en la nómina de un periódico o hacer una crónica; pero es en realidad contar con un amplio sentido de la vida, de la historia; es la pasión y el deseo casi obligatorio de expresar una idea a la humanidad y así fue el Fidel periodista que todos conocimos.

No fueron pocas las veces que visitó los medios de prensa cubanos y existen muchas anécdotas al respecto.

Tras arduas jornadas de trabajo, el Líder histórico de la Revolución sacaba ese extra que lo caracterizó para hacer acto de presencia en varias ocasiones en el diario Granma. Allí, a altas horas de la noche o entrada la madrugada, junto a su colectivo, escuchaba opiniones y exponía ideas.

 

También cuentan que una noche, cuando en la revista Bohemia, ubicada también en esta capital, se preparaba la edición de La Libertad, llegó Fidel y permaneció por tres horas intercambiando con los trabajadores. Allí, junto al comandante Juan Almeida, estuvo hojeando los pliegos que ya estaban listos, y llegó a considerar su propia casa a la sede de la prestigiosa publicación.

Casi culminaba el año 1993 y en el capitalino Palacio de las Convenciones, el 24 de diciembre, se clausuraba el VI Congreso de la Unión de Periodistas de Cuba; en aquel escenario, Fidel Castro expresó que la prensa tiene la misión primordial de defender a la Revolución.

«Defender la Revolución es defender el socialismo. Cuando hablamos de esta Revolución, no la puedo concebir separada del socialismo, son inseparables», sentenció el entonces Jefe de Estado.

Fidel se caracterizó por responder cada pregunta que le hacían los periodistas, pero fue Katiuska Blanco quien hizo posible que todos entráramos a la vida del infatigable revolucionario y a los espacios recónditos de su diáfana alma.

Blanco relató que una vez, cuando se encontraban perfilando cómo sería escrito un libro, él le pidió un cuestionario inquisitorio y a ella no le quedaron dudas de que estaba dispuesto a develar historias, perplejidades, juicios, aconteceres que habrían permanecido en silencio en otro momento.

Apuntes históricos señalan que Fidel siempre siguió los diarios y las emisoras, y quizás, sin proponérselo, se hizo de su archivo personal que luego le serviría para comenzar a escribir desde muy joven.

Recuerda la revista La Jiribilla que las primeras publicaciones de Fidel en la prensa no fueron materiales escritos para los diarios, ni pensados con ese propósito; eran discursos, palabras pronunciadas en mítines, actos y encuentros estudiantiles.

Tras su graduación tuvo un programa en la emisora Radio Álvarez, y poco antes del golpe de Estado del 10 de marzo de 1952, encabezado por el dictador Fulgencio Batista, publicó varias denuncias sobre la corrupción del gobierno de Carlos Prío Socarrás en el periódico Alerta, en aquel entonces el de mayor circulación.

Quizás desde ese entonces, Fidel Castro tuvo una clara conciencia del papel de los medios en la difusión de las ideas y le confirió un peso preponderante como vía para la denuncia.

El tiempo y su constancia le otorgaron experiencia; lo mismo redactaba que fotografiaba, y aprendió que las imágenes no solo se publican sino también se preservan como prueba vital y contundente de la verdad.

Sobran los ejemplos sobre la importancia que le concedió Fidel Castro al ejercicio periodístico, pues todo lo que escribió a partir de su papel protagónico en la historia nacional lo hizo para argumentar sus razones, explicar fundamentos y estrategias, y así lograr la movilización consciente del pueblo.

En la lucha insurreccional en la Sierra Maestra, en el oriente cubano, es conocida su participación en la emisora Radio Rebelde, fundada por el mítico comandante Ernesto Che Guevara.

Desde allí emitió partes de guerra y diferentes tipos de mensajes para el pueblo, y de esa forma ya se ratificaba como un gran comunicador.

Pero en 1933, en la capital de todos los cubanos, surgió la emisora radial C.O.C.O., y en ese espacio hicieron uso de los micrófonos personalidades como Eduardo Chibás, Juan Manuel Márquez, Lázaro Peña y Juan Marinello, y de manera especial se recuerda al joven abogado Fidel Castro, que hizo de ella su histórica tribuna.

Tras el triunfo de la Revolución, el primero de enero de 1959, los escritos de Fidel Castro podían leerse más a menudo en la prensa y sucedió igual con sus apariciones en la televisión.

A través de la pantalla chica libró una de las campañas mediáticas más importante del país en el contexto de la Operación Verdad, la cual con la presencia de cerca de 380 periodistas de Estados Unidos y Latinoamérica sirvió para dar a conocer al mundo el carácter humanista del proyecto revolucionario.

Fue desde la televisión desde la cual se enfrentó a las calumnias de la prensa internacional, referidas a la justicia revolucionaria.

De manera directa o indirecta, Fidel siempre estuvo vinculado a la prensa y a los medios de comunicación de masas; estos no solo siguieron su trabajo, él «un comunicador nato» formó parte de ellos. La prioridad que le concedió a la comunicación social en su conjunto respondía a su permanente interés por informar, intercambiar, sumar y convencer a la opinión pública.

Eso podía ocurrir «incluso» ante el paso de un huracán; así lo recuerda el doctor José Rubiera, por aquel entonces director del Centro de Pronósticos del Instituto de Meteorología.

«Fidel llegó sobre las 5:00 de la tarde del 17 de octubre de 1996. Se había formado un huracán en el noroeste del mar Caribe y delante de la pantalla de una computadora le respondí infinidad de preguntas acerca de la compleja situación meteorológica, pues era muy probable que en unas ocho horas, el ciclón Lili estuviese castigando a la Ciudad de La Habana», recuerda Rubiera.

Vimos a Fidel Castro en la Televisión Cubana, por el ejemplo, en el espacio radiotelevisado Mesa Redonda y en otras intervenciones especiales.

Desde ese medio también hizo un periodismo dinámico, veraz y esclarecedor, y lo demostró cuando explicó a la teleaudiencia la importancia de llevar adelante una Revolución Energética en el país.

Luego, cuando la salud melló la fortaleza física del infatigable revolucionario, Fidel se convirtió en un soldado de las ideas, y el mundo supo de sus inquietudes y anhelos a través de sus conocidas Reflexiones, materiales de amplio alcance e impacto en la isla y el mundo.

En sus escritos abordó la importancia de la historia para los pueblos, el peligro de las armas nucleares, la necesidad de producir más alimentos que cañones, y recalcó, entre otros temas, la defensa de la integración latinoamericana.

El periodista se hizo patente en todo Fidel, quien supo combinar al estadista de altos quilates y al gran comunicador que fue. (PL)

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