Las Tunas.-Cuando se analizan los indicadores de la ganadería en la provincia de Las Tunas se nota, a las claras, que existe una crisis que amenaza con un decrecimiento de la masa hasta cifras inadmisibles.
Solamente en los últimos meses hubo un decrecimiento de 13 mil 856 cabezas, es decir, todos los municipios experimentaron una disminución de manera alarmante, y las cifras más altas se concentran en Las Tunas, Jobabo, Manatí y Majibacoa.
Este decrecimiento sostenido de la masa ha marcado a la provincia, lo cual se debe a las ilegalidades asociadas al hurto y sacrificio de ganado mayor, con una afectación de ocho mil 671 cabezas, de ellas, seis mil 221 vacunos y un aumento de tres mil 420 hechos más que en igual período del año anterior.
Si a lo anterior se suman las 17 mil 631 muertes de ganado vacuno, con un índice que dobla al cuatro por ciento permisible, entonces se disparan todas las alarmas, porque en total la provincia ha perdido más de 23 mil 800 bovinos.
Menos mal que la natalidad ha tenido indicadores aceptables, pero ni así los índices son aceptables en sentido general, por lo que es vital un trabajo sostenido para revertir la pésima situación.
Mediante el ejercicio de la tierra y la masa ganadera en la provincia se inspeccionaron más de 10 mil tenentes de ganado, para un nada halagüeño 75 por ciento, y todos los municipios presentan atrasos en ese asunto.
Por las inspecciones realizadas se detectan ilegalidades en los ganaderos, entre las que se encuentran propietarios que salieron del país, fallecidos, nacimientos sin declarar, animales sin identificar, faltantes y compraventas ilegales, aspectos que ponen más tensa la situación.
Todas estas irregularidades constituyen una muestra del difícil momento de la ganadería en la provincia de Las Tunas, y sobre todo, es una alerta a gritos de lo que se debe hacer para acabar con tantas distorsiones que al final afectan la alimentación del pueblo.
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