Las Tunas.-La imagen del rebelde barbudo con el chaleco de la dignidad, de Fidel Castro Ruz, ocupa múltiples espacios públicos en Cuba y en el mundo donde muchos admiran su eterna leyenda de acérrimo enemigo de la injusticia y la desigualdad social.
En el aniversario séptimo de su desaparición física, se le recuerda como el joven que no dejó morir la memoria del Maestro, cuando asaltó el Cuartel Moncada aquel decisivo 26 de julio de 1953, y junto a sus hermanos de causa apostó por hacer realidad la máxima martiana de construir una patria con todos y para el bien de todos.
Sus ideas y pensamientos están muy vigentes para el pueblo cubano que le confió su destino en enero de 1959.
Especialmente en tiempos difíciles, su legado inspira a batallar incesantemente por una Cuba soberana y sostenible, para cumplir sus sueños.
El humilde revolucionario que nunca renunció a sus ideales, convirtió la nación en ejemplo mundial por los avances sociales, la medicina, la educación, el deporte y la ciencia.
Se convirtió en el padre del internacionalismo, la voluntad de resistencia y el patriotismo. Su ejemplo y enseñanzas son objeto de estudio y consulta diaria en el empeño de mantener la patria en el camino que él trazó, siguiendo los ideales de los próceres de la independencia cubana.
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