Las Tunas.-La reducción del bombeo de agua desde la presa Jobabito para las poblaciones de Guáimaro y Bartle, es una de las decisiones adoptadas para enfrentar la sequía que desde hace meses vive el territorio tunero.
El embalse, declarado en restricción, actualmente solo tiene cubierto el 11 por ciento de su capacidad total y para extender su cobertura a 197 días, se redujo la entrega al 50 por ciento y en jornadas alternas en dichas localidades.
Esa es una de las medidas para enfrentar la ausencia de precipitaciones en Las Tunas, provincia que cerró el 2022 con un acumulado de solo 886.1 milímetros, el 85 por ciento del promedio histórico anual y no ha registrado lluvia en lo que va de 2023.
Lizabeth Marrero Doimeadios directora técnica de la Empresa de Aprovechamiento Hidráulico en el territorio informó que la sequía ha impactado especialmente fuerte en el municipio de Manatí donde el pasado año se reportó un índice de precipitaciones por debajo del 50 por ciento.
Significó que el estado actual de los embalses se considera desfavorable pues de la capacidad total de la provincia, que es más de 350 millones metros cúbicos, solo está cubierta el 105.8 para un 30 por ciento de llenado.
Ello prueba que no se han producido variaciones significativas para la sequía que vive el territorio y ante eso remarcó la necesidad de hacer un uso racional del vital recurso teniendo en cuenta que hasta mayo se vive el período seco y Las Tunas es la de más bajo promedio de precipitaciones al año en el país.
Según informe de la Delegación de Recursos Hidráulicos las afectaciones a esta zona de Cuba por la escasa ocurrencia de lluvias, vienen ocurriendo desde hace más de 25 años.
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