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Un código por el presente y futuro de las familias cubanas

El Código de las Familias vigente fue aprobado en el año 1975. La norma pensada hace más de cuatro décadas representa a una sociedad que dista de la actual y en la cual una parte de la población no encuentra respaldo legislativo. Este 25 de septiembre el pueblo mediante un referendo popular decidirá con su voto la aprobación o no de un nuevo cuerpo de ley más abarcador y más inclusivo.

Nuevos términos, como autonomía progresiva, responsabilidad parental, buscan mejorar la formación de los individuos al establecer deberes y derechos en la célula fundamental de la sociedad. Temas como el matrimonio igualitario, la adopción de niños por personas del mismo sexo y la gestación solidaria son algunos de los más controversiales, y a su vez lo más empáticos.

Un grupo de expertos trabajó de manera ardua en la elaboración de la norma. El proyecto fue sometido a consulta popular; tras el debate y conceso de los redactores y de la población surgieron unas 25 versiones. El resultado final es un documento con el que quizás las personas no están de acuerdo en su totalidad, pero reconocen la representación de la diversidad de familias cubanas de manera general.

No es común que un proyecto de ley de este tipo sea llevado a votaciones populares, pero su relevancia trasciende, y le compete a toda la sociedad cubana ser partícipe de esta decisión. El voto de cada persona cuenta, pues contribuye a la modificación del presente y futuro del país

Existen las dos opiniones antagónicas el SÍ y el No, y quizás algunos aún no tengan una posición definida con respecto al voto e ignoran la fatalidad de presentar una boleta en blanco. La enajenación de la propia realidad priva a los seres de facultades y los convierte en una especie de muertos en vida.

Un parte de la población está en desacuerdo con el Código, pues algunos de sus apartados son contrarios a principios basados en la religión y a sistemas de creencias preestablecidos. La aprobación de la norma no afecta sus vidas privadas, pero de cierta manera modifica la sociedad en la que viven y entra en contradicción con sus principios.

Otros ratifican un No, basado en factores ajenos al código y que laceran la cotidianidad de la sociedad cubana actual, relacionados con las afectaciones al fluido eléctrico y a la escasez de alimentos. La posición política opuesta al sistema socialista también apoya la respuesta negativa.

A pesar de los esfuerzos del país en la divulgación y la explicación del Código de las Familias a través de los diferentes medios y escenarios, así como de la posibilidad de la población de adquirir el documento en formato impreso y digital por medio del Internet, este 25 de septiembre acudirán a las urnas personas que no consultaron la norma de forma consciente.

El logro más importante del proceso radica en que la población de manera profunda y detallada, estudie e interiorice el Código de las Familias. Con ojos de juez al evaluar la legislación debe preguntarse si representa la realidad a la aspira, y desde una mirada empática debe ver reflejado los intereses de los otros también.

/mga/

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