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Precios, malditos precios (Parte I)

Mirada Académica

Las Tunas.- Mirada Académica pretende convertirse en un espacio semanal de intercambio directo con los diferentes públicos sobre sus inquietudes cotidianas: los precios, la comida, el agua, los apagones, el transporte, los medicamentos, la salud y la educación, entre otros temas de interés. Abordados con responsabilidad, respeto a la divergencia de criterios y sin miedo a la polémica.

Haremos prevalecer en cada entrega la cultura del análisis y el franco debate. Buscamos informar, orientar, esclarecer, argumentar, persuadir, convencer, inspirar, comprometer y movilizar, a partir del consenso creado desde los intercambios con nuestros públicos.

Sin grandes pretensiones, pero tampoco desde una modestia humillada, compartiremos la visión de la Academia, en este caso, de la que a diario se produce en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Las Tunas. Que, en el rico y dinámico proceso docente, científico-investigativo y educativo-formador, desarrollamos docentes y estudiantes sobre los procesos y fenómenos que impactan la vida social, económica, cultural e ideológica del mundo, el país, nuestro terruño y de la tunera y el tunero “de a pie” y de “carro”.

Ojalá el público lector y debatiente, encuentre y considere este su espacio de reflexión profunda, de formación y desarrollo del pensamiento crítico, consecuente y responsable, para pensar sintiendo y sentir pensando, por la Cuba y Las Tunas, próspera y más justa que nos merecemos.

Después de la presentación, propongo detenernos en el tema de más alto impacto socio-familiar de este tiempo pospandémico: los altos precios.

Los precios son unidades de medidas monetarias que se fijan a mercancías (productos) y/o a determinados servicios, cuando el fin del intercambio entre el que vende y el que compra es dar o recibir dinero a cambio de lo que se oferta.

Es también un modo de indicar el valor, calidad, utilidad y beneficio de lo que se ofrece a los consumidores. Por tanto, le sirve de referencia al consumidor de lo que debe pagar, en este caso, monetariamente, porque en otros intercambios usted puede equiparar ese precio a la venta de su esfuerzo físico, lo que comúnmente llamamos trabajo (que no es empleo), al trueque o intercambio de otro bien (lo que llamamos “pago en especie”) o servicio.

Un ejemplo de esto último, es cuando dos personas se ponen de acuerdo y fijan que pagar 20 libras de carne de puerco es igual a un servicio de transportación de varias bandas de esa carne animal; en donde el vendedor y el comprador entienden que los 12 mil pesos (si ponemos como referencia que la carne se esté cotizando a 600 pesos) es igual al gasto de combustible que supondría trasladarla desde el municipio Puerto Padre en Las Tunas al municipio Florida en Camagüey.

¿Cómo se determina el precio de un producto o de un servicio?, ¿por qué los precios se “disparan” tan rápido y hacia arriba?, ¿qué relación guardan con la llamada inflación?, ¿podremos vivir otra vez sin altos precios?, o lo que es igual ¿alcanzará el dinero al trabajador estatal, a la ama de casa, al pensionado y al que está en situación de vulnerabilidad económica y social para acceder a bienes y servicios básicos para vivir con dignidad y calidad?

El alcance y profundidad de las respuestas a las interrogantes formuladas no pueden ser abarcadas en este solo artículo, que además tiene la exigencia de una extensión, para que pueda ser leída. Por eso servirán de pretexto para que intercambiemos a través de esta Página digital. No obstante, daremos una respuesta a cada una de ellas, de manera sintetizada, pero rigurosa y desde la ciencia.

En la determinación o conformación de los precios actúan un grupo de variables, entre las que se encuentran los costos y gastos, la oferta y la demanda, la competencia de vendedores, la competencia de consumidores y la ambición, egoísmo o afán desenfrenado de enriquecimiento a todo costo y a toda costa, lo que entraña las dañinas manifestaciones de precios especulativos, abusivos, la estafa, la corrupción y el delito de evasión fiscal, entre otros fenómenos negativos.

También, aunque no forman parte de los indicadores directos para conformar precios, sí influyen decisivamente en estos, como lo es la productividad del trabajo (capacidad de producir o generar servicios con eficiencia y en cantidades suficientes para cubrir la demanda), la inflación inducida (guerra psicológica desarrollada por Estados Unidos contra “gobiernos y pueblos incómodos”), en el caso cubano, el Bloqueo económico, financiero y comercial reforzado con 243 medidas, la inclusión en la Lista de Países Patrocinadores del Terrorismo y la inflación global, motivada por las crisis y conflictos multidimensionales del capitalismo mundial.

Expliquemos su esencia e ilustremos con ejemplos breves para una mejor comprensión:

Costo y Gastos

Ambos conceptos están asociados a la capacidad de pagar con dinero los que producen bienes y/o servicios para adquirir lo necesario para iniciar o mantener sus producciones o servicios. Quiere decir, que sea un individuo (trabajador por cuenta propia o un productor agrícola), grupo de ellos (cooperativa), una mipyme o la Empresa Estatal Socialista, para producir o generar un servicio, tienen que contar con dinero para adquirir materias primas, herramientas de trabajo, contratar trabajadores, construir o alquilar inmuebles donde trabajar, etc.

La diferencia entre ambos conceptos es muy sutil. Hablamos de costo, cuando se eroga una cantidad de dinero para adquirir los insumos necesarios para sostener “el negocio”, o sea, cuando colocamos el dinero en alguna inversión. Por ejemplo, un productor agrícola necesitará fertilizantes, herramientas de trabajo, transporte (animal o mecanizado), combustible, vestuario, etc. El dinero que invierta allí será considerado como costo. Por eso, a la hora de fijar el precio de sus viandas, hortalizas o carne animal, va a tener en cuenta esas sumas de dinero invertida para producirlas y este (el precio) nunca será inferior al costo, pues el precio tiene incorporado también un margen de ganancia.

De ahí que un principio de la eficiencia económica sea disminuir los costos, ya sea, mediante ahorro, sustitución de esos insumos por otros con igual calidad y prestancia o haciendo más eficiente el proceso productivo o de servicios. Pero ya eso sería ampliar el tema.

Los gastos, en cambio, es cuando erogamos una cantidad determinada de dinero para sostener o apoyar la inversión realizada. Ejemplo, el mismo productor anterior, necesitará en lo sucesivo gastar en corriente, agua, combustible, pago a sus trabajadores (si los tiene), en transporte, en más fertilizante, nuevas herramientas de trabajo, medios de protección individual, etc. Esos gastos también se reflejarán en los precios de sus productos o servicios.

La oferta y la demanda

Este factor es el más conocido y mencionado. El vendedor observa la demanda de sus productos o servicios, si esta es mayor de lo que él oferta, entonces los precios tenderán hacia lo alto, sin importar la variable anterior. En cambio, si observa que la demanda es poca, entonces disminuirá los precios para que aumente la concurrencia de clientes y consumidores a sus productos o servicios.

La competencia de vendedores y la competencia de consumidores

Esta variable fue profundamente analizada por el genio de Carlos Marx en su obra cumbre “El Capital”. En esencia Marx analiza que los vendedores “subirán o bajarán” los precios de sus productos o servicios en la medida en que estos atraigan o no a más consumidores. (Dicho sea de paso, este fenómeno no se ve o se ve muy poquísimo en la Cuba actual). Un ejemplo, dos vendedores de tomates, si tienen relativamente igual cantidad de productos, de la misma calidad y tamaño, ¿de qué dependería el precio de venta y por tanto mayor cantidad de consumidores?, pues la experiencia del comercio de la humanidad, respondería que dependería de quien fije menor precio.

Los consumidores tendrían igual percepción, pero, en ellos también influirían otras circunstancias, la número uno, es la cantidad de dinero de que dispongan, pues lo que es precio alto o bajo, depende también del poder adquisitivo del comprador; número dos, depende de la cantidad y calidad de lo que se ofrece y de lo que se quiere y puede adquirir; ejemplo, los precios pueden bajar si se compra “al por mayor”, si los productos o servicios se “negocian” (regatean), si lo que se vende está en remate por la hora de venta, por la calidad del producto que va en depreciación o por si se quiere conservar el estatus de cliente o suministrador “exclusivo”.

También cuando el producto escasea o atrae la concurrencia de consumidores por su calidad y exclusividad, se entra en una especie de “efecto subasta”, en el que el “mejor postor” fija el precio: “Te compro la libra de puerco a mil pesos, dame esa pierna”.

Egoísmo o afán desenfrenado de enriquecimiento

Si bien los indicadores anteriores están en consonancia con determinadas leyes económicas, este factor está condicionado al deterioro moral de los actores del proceso, en este caso, por el afán de lucro, ostentación y vida fácil y muy por encima de los demás. Actitudes que desembocan en los altos precios a productos y servicios.

No existe ninguna causa económica que obligue a alguien a enriquecerse de manera deshonesta, explotando a sus propios trabajadores, engañando o estafando al pueblo, con énfasis a trabajadores y vulnerables.

¿Sobre qué base económica, fija “X” vendedor, el precio de los limones entre 400 y 500 pesos la libra? ¿Qué le costó producirlos, cuánto gastó en colocarlo en el mercado?

¿Qué tiene que ver la subida del precio del combustible para el transporte automotor privado, con la subida del precio de los coches?

¿Por qué, si no se han subido los impuestos a trabajadores por cuenta propia y a otros actores privados, alzan los precios a sus productos y servicios?

¿Qué les impide fijar precios solidarios a sus coterráneos en fechas tan significativas como el día de las madres, los padres, los niños, navidad y fin de año? Bien las autoridades fiscales pudieran reajustar sus impuestos al equivalente “perdido” por esa noble acción.

Escrito por: Dr.C. Alberni Poulot

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2 COMENTARIOS

  1. Excelente y reflexivo srticulo periodístico . un llamado a la decencia , al decoro y las buenas maneras y actuar del ser humano. Bendiciones 🙏

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