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Julius Fucik: valor y entrega periodística para todos los tiempos

Asesinado por el nazifascismo alemán, murió el periodista checo de origen judío Julius Fucik, el 8 de septiembre de 1943, víctima de la cruzada nazi que asolaba a Europa. Fue cruel la manera de librarse de aquel intelectual comunista que mantuvo una actitud firme, hasta en la clandestinidad, y que no delató ni con una palara, aun sufriendo los más duros vejámenes en el umbral de la muerte: “Ahora ya puedo contar con más tranquilidad los golpes. El único dolor que siento es de los labios, mordidos por mis dientes”.

Solo tenía 40 años en esa etapa oscura de la II Guerra Mundial. Su fidelidad a la resistencia se manifestó desde los tiempos en que el ejército hitleriano ocupó Checoslovaquia, pues prosiguió publicando con el seudónimo “El profesor Horák”, recuperando las figuras importantes de la cultura progresista de su país, invadido por una potencia extremista extranjera.

Según publicaciones consultadas, su valiente posición ante el terror se evidencia en la carta abierta que escribe al ministro Doctor Goebbels, quien invitaba a la intelectualidad checa a someterse al régimen fascista, o a cambio, les ofrecía la contienda.

Fue cuando Fucik, valor y dignidad de por medio, le respondió contundentemente que no se pondrían al lado de la Gestapo (Geheime Staatspolizei, Policía secreta del Estado) ni destrozarían la resistencia del pueblo al cual querían subyugar.

A la propuesta nazi de traición, en relación con la oferta de abrir al mercado el cine, el libro y otras producciones culturales de los intelectuales checos, el joven periodista tuvo la valentía de contestar: “…precisamente ustedes, quienes arrasan bárbaramente con toda nuestra producción literaria confiscando y reduciendo a cenizas las mejores obras de los escritores checos.”

En una sola cosa concordaba Julius Fucik con el alto funcionario alemán: en la resistencia checa durante año y medio de ocupación nazi, una resistencia de la que él mismo fuera ejemplo en prisión bajo las hordas fascistas; pues en ella y “molido a golpes” continuó combatiendo con la palabra y la verdad hasta el último momento. “(…) el fiel resiste, el traidor traiciona, el burgués desespera, el héroe combate”.

En la cárcel, bajo los efectos de las torturas y en la certeza de la muerte en la horca, escribió sobre el margen de periódicos, papel higiénico o en el reverso de cajas de cigarros, su Reportaje al pie de la horca. En el texto, publicado después de la guerra y traducido a 80 idiomas, de una manera cinematográfica y veraz, este periodista puso al desnudo desde la óptica más objetiva, la barbarie que cometían los nazis contra sus semejantes, denunciando cada acto atroz, cada muerte lenta tras las rejas, pero a la vez, dejando un mensaje final de amor y optimismo: “Hombres, los he amado. ¡Estén alertas!”

Cuenta la historia que mucho antes de escribir su gran reportaje, en la clandestinidad, con su país ocupado, Fucik enfrentó al enemigo con la misma determinación que tuvo ante la muerte; y que en su testimonio escribió: “(…) por la alegría hemos ido al combate, y por ella morimos. Que la tristeza jamás vaya unida a nuestro nombre”.

Por su decisión, coraje y lealtad, aún al costo de la propia vida, este 8 de septiembre –Día Internacional del Periodista- miles de personas en el mundo, incluyendo los colegas cubanos, le recuerdan y rinden honores, al igual que a consagrados progresistas de esta profesión, muchos, víctimas por ejercerla en países como México, Honduras y Colombia.

De varias maneras, y a pesar de los 78 años que nos separan de las más terribles torturas y del asesinato de aquel joven periodista, lo más progresista de la humanidad sigue sacando a la luz pública a quienes defienden la vedad y las causas justas, aun enfrentando la realidad más adversa.

/nre/

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