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A ordenarse en el ordenamiento

Las Tunas.- En la sociedad cubana, durante décadas, ha coexistido la falta de rigor en lo que hacemos. Desde el duro Periodo Especial se deterioraron muchos valores morales como la honradez, evidente en hechos como la corrupción, el delito y las ilegalidades, y en prácticas más recientes como el acaparamiento y la reventa de productos.

Se agudizó el mal de trabajar sin calidad en la construcción, en la elaboración del pan; y se llegaron a ver como normales prácticas indebidas: el relajamiento en centros laborales, las violaciones de precios -en aumento-, en detrimento de los consumidores, la aceptación de sobornos por determinados funcionarios, entre otras que, en nuestros días y bajo la sombra de la crisis, han crecido.

Dichas conductas fueron multiplicándose, y se alejaron de la rectitud y la transparencia que se ha necesitado en la actuación de los inspectores y otras autoridades responsabilizadas en diversos procesos de la economía y la sociedad. También la ciudadanía se tomó “el rábano por las hojas” al amparo del paternalismo y las bondades de la propiedad social.

“Se ha afectado la percepción respecto al deber ciudadano ante lo mal hecho y se tolera como algo natural”, reflexionaba Raúl Castro hace algunos años, y mencionaba los hechos vandálicos sufridos por la telefonía pública, el tendido eléctrico –con el robo de sus componentes-, y las señales del tránsito.

Estas lamentables realidades han ocurrido, hemos convivido con ellas, y más aún en las grandes ciudades, sin el enfrentamiento eficaz de los ciudadanos.

La pérdida de valores y buenas conductas se extiende hoy a las indisciplinas que afectan la contención de la Covid-19 y evidencian fallas en la comunidad, la familia, la escuela, donde desde la infancia deben formarse valores cívicos e inculcar el respeto a reglas en la sociedad.

Los Lineamientos del Partido Comunista de Cuba llevan implícito corregir cualquier desviación y reclaman establecer de manera permanente: orden, control, disciplina y exigencia, imprescindibles para el avance de la actualización del modelo económico y social. Como atravesamos una situación tan compleja como consecuencia del bloqueo, la Covid y otras deficiencias, es hora de “apretar” todos resortes, y ordenarse en el Ordenamiento.

En estos tiempos en que la crisis económica nos golpea con más fuerza, incorporemos esta idea de Fidel: “la gran batalla que se impone es la necesidad de una lucha enérgica y sin tregua contra los malos hábitos y los errores -que en las más diversas esferas- cometen diariamente muchos ciudadanos, incluso militantes”.

/nre/

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