Viviremos días diferentes desde el inicio de este mes de noviembre. Se restablece el horario normal en Cuba, como en otros países del hemisferio norte, que lo utilizan para aprovechar eficientemente la luz solar en el invierno, cuando los días son más cortos.
Pero, ello tiene sus implicaciones. Al atrasarse una hora los relojes, oscurecerá más temprano y, por tanto, usaremos más el alumbrado, coincidiendo con la hora de preparar los alimentos, lo que hará crecer la demanda de electricidad en el mayor pico eléctrico, entre las 5:00 de la tarde y las 9:00 de la noche, cuando más gastamos energía en casa.
Por eso, la Oficina Nacional para el Control y el Uso Racional de la Energía (Onure) ha hecho un llamado para que en los hogares y centros de trabajo se utilicen en ese tiempo sólo la iluminación y los equipos necesarios y se desplacen todos los consumos posibles a otras horas.
En el sector estatal, se estableció el cumplimiento obligatorio de un grupo de medidas en los horarios de máxima demanda de energía, principalmente en el nocturno. Y en la crisis que sufre nuestro país como consecuencia del bloqueo estadounidense y la Covid-19, son imprescindibles.
Menciono algunas que se harán cumplir en Las Tunas como en las demás provincias: paralizar a las 6:00 de la tarde todos los hornos de fundición por arco eléctrico y desconectar diariamente los aires acondicionados no tecnológicos, paralizar todos bombeos de fluidos que no son vitales, desconectar los frigoríficos y equipos de refrigeración.
En centros comerciales y de servicios las medidas incluyen reducir al mínimo la iluminación, y concluida la jornada laboral, deberá mantenerse solo la indispensable para garantizar la protección de las instalaciones.
Como buenos cubanos, debemos gastar la menor cantidad de energía posible en nuestros hogares cuando ocurre la máxima demanda, de 5:00 de la tarde a 9:00 de la noche, y de 11:00 de la mañana a 1:00 de la tarde.
Cuando determinados territorios se sobregiran del plan en los también llamados horarios picos, la capacidad de generación de las termoeléctricas -que usan combustibles más baratos como el crudo- no alcanza, y hay que producir electricidad con emplazamientos diésel, mucho más caros, y útil en actividades como el transporte.
Aun cuando el gobierno de nuestro país ha informado que protegerá a la población de los apagones como política, en la crisis económica que atravesamos, le es imposible cubrir gastos por encima de los planificados, por lo que cuenta con la cooperación del pueblo.
/nre/
Comente con nosotros en la página de Facebook y síganos en Twitter y Youtube