Las Tunas- Otra vez Raudel regresó a casa sin las espigas de azucena que su abuela le encargó para la virgencita de la Caridad.
Ada Iris tuvo que conformarse con ramo mucho más chiquito del que quería para los quince de su hija menor y Luis Antonio no pudo comprar las flores que le encargaron en su trabajo para la actividad por el fin de año.
Como ellos todos los días muchas personas regresan desalentadas del parquecito de las flores en la calle Colón de la ciudad de Las Tunas donde el precio de por si en las nubes, sube cada vez más.
Para que reverdezcan los jardines
La producción de flores es uno de los renglones de Servicios Comunales en Las Tunas que más lejos está de satisfacer la demanda por la falta de insumos, la insuficiente tierra destinada a su cultivo y otras causas.
La oferta se hace casi solo en los puestos de los vendedores del parquecito de la calle Colón porque en las florerías se limita a cojines, coronas y arreglos florales para la funeraria y deja casi sin oportunidad a quienes la buscan para fechas especiales como los quince y las bodas, o cualquier otra celebración.
Lamentablemente es así, admite Esteban Rojas Correa el subdirector de plantas y flores en la dirección provincial de Servicios Comunales y explica cuánto se hace para incrementar la producción.
«No es tarea fácil porque en los últimos años ha decaído mucho y recuperarla depende de recursos que faltan pero no estamos de brazos cruzados.
«En Jobabo tenemos un jardín de excelencia, el mejor de la provincia, donde se cosechan todas las flores finas que se venden en Las Tunas, sus trabajadores nunca han perdido el escalonamiento tan importante en este tipo de cultivo.
«Hasta allí estamos llevando al resto de los jardineros a tomar experiencia como parte de un programa de reanimación de los vergeles».
A ello se une la reorganización de conjunto con la dirección de la agricultura que contempla la localización de terrenos fértiles con garantía de agua, el control y entrega de los recursos, la preparación de los jardineros en técnicas de manejo y atención para el cultivo de flores finas.
En la provincia existen trece jardines, varios de ellos dedicados únicamente a la producción de ese tipo.
El 2018 cerró en Las Tunas con más de 700 mil docenas de flores cosechadas, cifra muy baja que establece el incremento de su producción como compromiso ineludible para los trabajadores de Servicios Comunales.
La nostalgia del jardinero
Al final de la comunidad Kilómetro Dos y Medio, muy cerca del rio está el jardín Tunas, el principal de la provincia y lo que Néstor González Ortiz considera su otra casa.
Antes se llamaba Mariposa, nombre que perdió cuando se llevaron el vivero de esa planta que allí había. Hace casi 40 años trabaja en él y lo lamenta porque con ello no solo se fue el calificativo sino también casi todo su esplendor.
«Aquí antes cosechábamos todo tipo de flores, rosas, azucenas, gladiolos, girasoles, nardos y otras pero eso se acabó, dice con mucha nostalgia por aquellos tiempos».
Entonces su colectivo era muy numeroso incluyendo casi veinte mujeres y la extensión del jardín era tal que la vista se perdía sin alcanzar el final.
Dentro del mismo estaba la escuela Juan Tomas Roig donde se formaban todos los jardineros de las provincias del oriente de Cuba.
«Aunque seguimos siendo los que más producimos ya no logramos ni la mitad de lo que hacíamos antes y me duele mucho porque las flores le hacen mucha falta a la gente tanto en los buenos como en los malos momentos», precisó Néstor sin perder la esperanza de volver a ver el jardín donde trabaja florecido de un extremo a otro.
No dejar morir la mariposa
Hace veinticinco años Yoannel Martínez Pérez administra el jardín Tunas, el mismo que hace dos décadas se llamaba Mariposa.
De las 10 hectáreas que tenía solo conserva 3, 5 el resto se la entregaron a usufructuarios porque estaban sin producir y le parece justo.
No se aflige, más bien se concentra en qué hacer para sacarle más rendimiento a esa que les quedaron.
«No es fácil porque tenemos un deficiente sistema de riego que esperamos cambiar pronto y carecemos de otros medios que son muy necesarios en el cultivo de flores como insecticidas y fertilizantes.
«“Ante las carencias o demora en la asignación nos esmeramos en la atención cultural, sembramos cada pedacito de tierra y reforzamos el control fitosanitario para evitar la propagación de plagas», refiere Yoannel.
Subrayó que los más jóvenes del colectivo se capacitan y actualizan sus conocimientos mediante el asesoramiento directo de los más expertos y con visitas e intercambios en los jardines de mejores resultados.
Explicó que no producen variedades finas porque se concentran en el cultivo de las que se emplean en los servicios de la funeraria, que no pueden faltar por ninguna razón.
Ahora abundan el girasol, Cajigal, azucena y rosas Carlota y amarillas que cosecharán a principios de este año.
En el 2018 Yoannel y los obreros que dirige tenían el compromiso de entregar unas 90 mil docenas de flores que cumplieron sin contratiempos.
Crecimiento sostenido es lo que más les interesa en lo adelante para no dejar morir los que queda a la mariposa que una vez dio el nombre a su jardín.