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Las crónicas de José Martí, otra manera de hacer Patria

Las crónicas de José Martí, otra manera de hacer Patria
José Martí.

Adentrarse en la obra del Héroe Nacional de Cuba, José Martí, es un deber para todo cubano que ame a su Patria y se precie de revolucionario y defensor de nuestra independencia.

Y es que en cada escrito suyo, no importa el género, los valores que lo caracterizaron, sobre todo su patriotismo, están impresos.

Pero, son sus crónicas caudal inagotablede enseñanzas y belleza literaria, aun cuando hayan sido redactadas al vuelo, y predomine en ellas la impresión que causó en el autor un hecho o personaje destacado.

Martí escribió más de cuatrocientas crónicas sobre Hispanoamérica, los Estados Unidos y Europa, desde su puesto como corresponsal en Nueva York. Aparecieron publicadas en los principales periódicos del Continente: La Nación, de Buenos Aires, La Opinión Nacional, de Caracas, El Partido Liberal, de México, La Opinión Pública, de Montevideo y en La América, que se editaba en la propia Nueva York.

Al decir de Ernesto Sierra, en todas destaca «la prosa febril, la descarga de imágenes poéticas, la capacidad de asombro, la contagiosa exaltación martiana por el descubrimiento de nuevos acontecimientos y realidades, y la inigualable conjunción de su verbo iluminado, incontenible, con la voluntad de ceñirse a la noticia, al dato preciso, a la modestia del detalle. Batalla ejemplar entre el desbordante espíritu del poeta y la pretendida objetividad del periodista».

Son las Escenas Norteamericanas, redactadas a partir de 1881, desde las entrañas del monstruo, buen ejemplo de este afán del poeta, apegado a la verdad y a la necesidad insoslayable de satisfacer a un público avezado en la lectura de periódicos e interesado en el acontecer cotidiano.

Integradas por 177 trabajos recopilados en cuatro volúmenes de las Obras Completas, las Escenas evidencian que Martí fue el cronista hispanoamericano mejor informado sobre la vida y la cultura de Estados Unidos de los últimos decenios del siglo XIX.

Válido recordar que entre 1880 y 1895 vivió y trabajó en Nueva York; viajó a otras ciudades de la costa este del país, sobre todo a las de la Florida; leía y escribía inglés y en los quince años de su residencia norteamericana adquirió un conocimiento envidiable de las costumbres, la idiosincrasia, la política, la tecnología, las artes plásticas, la música y la literatura de Estados Unidos.

En las Escenas Martí ofrecía no solo la información que tenía a mano, sino también la interpretación del desarrollo de la sociedad norteamericana, el reconocimiento por sus avances científicos, técnicos, por el desarrollo de las artes, la admiración hacia personalidades como Walt Whitman o Emerson, pero también la crítica hacia el afán imperialista de la gran nación.

El sagaz observador que había en él, no solo describióla sociedad de la gran nación, los procesos que allí se gestaban, sobre todo los políticos, sino que con su agudeza característica advirtió sobre el peligro que representaba Estados Unidos para los países de Latinoamérica.

Por eso, la primera crónica suya para La Nación de Buenos Aires, fue mutilada por los editores del periódico, a lo cual respondió Martí en una cuidadosa carta y a partir de entonces su crítica fue indirecta y astuta.

Afirmó Martí en su crónica El general Grant:

«¡Y qué país entraba Grant a gobernar con aquel desdén de los demás, costumbre de sí y pensamiento voluntarioso a que se había habituado en los hechos simples y rudos de la guerra! Un país en peligro, ciertamente, donde la conciencia de la fuerza y el apetito de la fortuna tienen en riesgo el decoro nacional, la independencia de los pueblos vecinos y la independencia del mismo espíritu humano acaso»…

Además dela política norteamericana, presente en cerca de 70 trabajos, abordó formas de vida, oficios y experiencias de la ciudad en cerca de 40 textos, y en menor medida utilizó al mundo sindical en formación, huelgas y conflictos sociales y el desarrollo y presencia del ideario y movimientos socialistas y anarquistas emergentes.

En general, sus crónicas tienen un estilo claro, sencillo, conciso, revelador de un contenido objetivo que se comunica a alguien, y en ellas aparecen todos los recursos estilísticos y retóricos: comparación, metáfora, ironía, paradoja e incluso, aunque mesuradamente, la hipérbole.

José Martí avizoró el peligro que representaban los Estados Unidos para nuestras tierras de América, y las Escenas Norteamericanas reflejan su pensamiento al respecto. En ellas advierte, a la vez que hace gala de su pericia de corresponsal comprometido con la independencia de Cuba.

El puente de Brooklyn, El terremoto de Charleston, Emerson, El poeta Walt Whitman, Jesse James… cada una de las crónicas martianas tiene un encanto particular, disfrutarlo y aprehenderlo será también un homenaje al Apóstol.

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