Esta es la historia de un niño que va a ser músico como sus tíos, como su abuelo. Que hace feliz a su abuela aunque a veces la aturde con la música alta. Ahora no asiste al círculo infantil por «ese virus que anda por ahí», como dice, y en este tiempo se la pasa en el patio de la casa como si actuara para las grandes multitudes.
Tiene en jaque a todos, pelea, exige por los instrumentos, se pone bravo y en días como hoy, cuando tiempo21video lo visita, se muestra parco al expresarse (algo inusual), al parecer porque se cansó de esperar al equipo que grabaría su actuación.
Francers Josué Eleno Márquez, que es su nombre, tiene solo cuatro años y su sabiduría es natural. Cuando pone la música (bien alta como para que los vecinos lo atiendan), toca todos los instrumentos y canta, pero sin dudas el piano lo atrapa, como a uno de sus tíos. Y lo más increíble es cómo sin ninguna noción de música parece que es él quien lo toca, al compás del ritmo, con estilo propio.
Esta es la historia de un niño de mi Cuba. Un niño feliz que protagoniza sus principales deseos, sus gustos, sus preferencias. Un niño que hace feliz a su familia, que asombra con sus ocurrencias, que con su ingenio ha sido el centro de spot de radio.
Esta es la historia de Francers, que se convierte en el centro de atención cuando llega, que es líder en su círculo infantil, que puede ser músico o pelotero, como su vecino Yunieski Larduet, estelar jugador de los Leñadores de Las Tunas, porque él mismo, desde sus cuatro años, se debate entre una y otra opción, para lo cual tiene todo el tiempo del mundo.
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