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Masculinidad: un espejo burlesco

Las Tunas.- Desde que nacemos en torno a nosotros giran tempestades de género. ¿Qué digo nacer? Desde la propia concepción todos se preparan para construir un mundo de acuerdo a su sexo. Si es niña la ropita debe estar por los tonos rosa, naranja, amarillo y si es varoncito podrá ser azul, verde…para evitar confusiones de despistados y dejar claro, que al mundo ha llegado una futura mujer o un futuro hombre.

Casi ninguna pequeña recuerda el momento en que le perforaron las orejas para ponerle aretes ni los niños cuál fue su primer carrito, justamente porque la sociedad se ha preparado tan bien para envolverlos en roles, posturas, colores y hábitos, que pocos se detienen a analizar la escenografía cultural en la que han sido concebidos.

Pero en esta ocasión me detendré a observar a los niños, varones, masculinos, machos, porque sus contradicciones suelen pasar desapercibidas, aun cuando estas son parte fundamental de la inequidad de género. Mi primer experimento fue preguntar en las redes sociales si alguno de los que me leía se había sentido víctima de la violencia de género. Enseguida salió el emoji sonriente, como si de una broma se tratara.

Decidí entonces buscar desde la privacidad de los chats de Facebook algunas experiencias. Aquí las comparto.

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 Alejandro Rodríguez, periodista y comentarista deportivo.

– ¿Alguna vez te has sentido víctima de violencia de género?

-Víctima no. He estado en situaciones incómodas, pero casi siempre son a modo de jarana. Porque me visto con una prenda de un color asociado con lo femenino o hago alguna actividad que la gente considera “de mujeres”. Reconozco que socialmente está instaurado así. Los hombres no lloran, se visten de formas que evidencien su masculinidad, hablan fuerte, no llevan el peso doméstico de la casa, salen a luchar la comida; todos son patrones que se repiten.

Creo que se ha mejorado en ese sentido, al menos la juventud. Nuestros padres son más recios al cambio.

– ¿El hecho de ser hombre te condicionaría a sentirte impotente por no tener solvencia económica?

-Me sentiría impotente, pero no por ser hombre sino porque entre dos, uno no quiere ser menos.

– ¿Crees que hay un solo modo de encarar la masculinidad?

-Hoy las personas entienden de eso. Supongo que haya muchas maneras, pero es verdad que uno posee una imagen de “lo masculino”; que por más que intentemos interpretar de forma diferente, viene así desde la cuna. La sociedad no verá masculino a un gay, o a un tipo que sea extremadamente arreglado, fino. No se ve del mismo modo.

– ¿Tienes en cuenta esos patrones para vestirte y proyectarte?

-Sí, lamentablemente, aunque disfruto mucho de una camisa rosada, la uso constantemente… No me comportaría como gay a menos que se tratara de un juego; porque sencillamente no soy así.

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Abel Ernesto Peregrín Bermúdez, locutor de Radio Victoria y cantante.

– ¿Alguna vez te has sentido acosado?

– ¿Acosado? No. Bueno, recuerdo que en una ocasión fui a cantar a la prisión de mujeres de Las Tunas por el 8 de marzo. Algunas se metieron conmigo, me piropearon, usaron términos un poco picantes e incluso me hicieron propuestas atrevidas. No sabía bien cómo actuar en una circunstancia como esa. No fue acoso, pero sí me sentí indefenso y desprotegido. No encontraba las palabras para dar una respuesta firme, para decirles algo inofensivo que no se prestara a malinterpretaciones.

– ¿Fue incómodo porque era una situación poco convencional o porque te sentiste acosado?

-Pues digamos que sí, al final era acoso.

¿Se te ha cuestionado por salirte alguna vez de los cánones establecidos como “masculinos”?

-No que yo recuerde. En mi caso personal nunca he mezclado la hombría con el ser machista, mandón, impositivo ante las mujeres o personas con una inclinación sexual diferente a la mía. He aprendido a respetar y a hacerme respetar también. Me visto, actúo y pienso según mi comodidad y la cultura adquirida. No soy de los que sigue aferradamente patrones de moda, aunque me gustan algunas tendencias modernas.

Históricamente se ha asociado al hombre desde el punto de vista físico con vello en las piernas, brazos y pecho; y hoy no solo los jóvenes se depilan, los maduros también lo hacen. Lo mismo sucede con el cabello, que si largo no se ve tan varonil; eso es puro cuento.

En los últimos tiempos y dependiendo del radio de acción, los hombres experimentan acoso homosexual. A mí me ha pasado en las redes sociales y personalmente. La sociedad poco a poco ha cambiado y se han roto muchos prejuicios, por lo que las personas son más atrevidas que antes.

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Rodolfo Ávila Pérez, ingeniero en telecomunicaciones

¿Te has sentido víctima de la violencia de género?

– No sé si el hecho de que la sociedad espere que por ser hombre me comporte como un “matatán” y le dé “bala” a lo primero que con falda me pase en frente, se cataloga como violencia de género. Es una cuestión tan relativa y casi siempre tan subjetiva que no es sencillo discernir. Aunque si nos basamos en el principio mismo de la ideología, esta y otras conductas cotidianas pueden ser vistas como tal, solo falta que haya un grupo de personas con la capacidad suficiente para visibilizar este criterio.

Casi siempre ando fuera de la media social. Es difícil de entender para muchos que hay quienes preferimos estar solos que mal acompañados.

– ¿Por estar soltero se te ha cuestionado?

-Creo que sí.

– ¿Consideras que el peso de las opiniones condicione a muchos hombres a contraer relaciones por “quedar bien”?

Creo que muchos prefieren estar con alguien, aunque no sea la persona más adecuada porque hablando en plata cubana, al menos tienen con quién acostarse, y eso durante un tiempo (variable de acuerdo a las características de cada cual) funciona.

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Carlos Gabriel Fernández, comunicador social.

– ¿Te has sentido acosado alguna vez?

-Acosado sí, desde adolescente y hasta hoy. Aunque para los hombres es diferente, te cuento…

Durante la adolescencia, etapa en la que comenzaban a despertar las hormonas, las muchachas me buscaban mucho. El entorno me ayudó a entender un poco este proceso, formaba parte del grupo de los llamados “populares”; todavía era inocente por esos años.

En muchas ocasiones las niñas me convidaron a un lugarcito de la escuela y me tendían una emboscada. Casi siempre tenía que asumir y besarlas para demostrar que era hombrecito y no porque me gustaran; me sentía forzado. Luego algunas descubrían dónde vivía e iban en piquete a la casa, más de una vez me escondí. Creo que eso incidió notablemente en mi personalidad.

Varias veces me sentí acosado estando en el pre, incluso por novias de amigos. Recuerdo que una muchacha me tenía cansado de decirle que no, porque no era mi tipo, y ella envió a su hermano con una pandilla a intimidarme, pues según ella “la estaba haciendo sufrir”.

De adulto las cosas cambian y en el mundo de las redes no son solo las mujeres. En realidad, para nosotros no es lo mismo enfrentar este tipo de situaciones, el machismo lo complica todo. Por mucho tiempo me gustó la idea de ser deseado por chicas, pero los tiempos cambian.

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Rafael Rubio Spinola, bailarín y coreógrafo.

“Yo siempre digo que la mejor forma de demostrar tu masculinidad es siendo buen padre, hijo, nieto, esposo; ser respetuoso y amable. Tristemente ser bailarín es para muchos un sinónimo de homosexualidad y realmente la preferencia sexual hacia personas del mismo sexo no quita nada. En mi profesión he sentido la violencia de género”.

– ¿Te han cuestionado tu sexualidad al punto de que incidiera en tu forma de bailar, en tu carácter?

-Pueden cuestionar todo lo que quieran que yo paso. Mi carácter, los cambios que he tenido están acordes al tiempo, pero mi forma de bailar y montar coreografías son mi yo natural. Jamás cambiaría eso por un cuestionamiento.

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Diosmel Galano Oliver, periodista de Radio Camagüey.

-A mí me costó mucho definir mi sexualidad porque crecí con los cuentos de príncipes y princesas; además de una constante aclaración de la familia y la sociedad de que debía ser el galán o el ogro para poder encajar. Yo soy masculino, aunque abiertamente homosexual. Ni te imaginas lo cheo que me veo cuando me subo en unos tacones o trato de imitar a alguna cantante.

En ese proceso de definición de mi personalidad e identidad de género aprendí a respetar la diversidad humana; y espero lo mismo porque ser hombre no es tener pelo en pecho, sacarse los mocos o beber, es vivir acorde a los principios morales y humanos en el que todos tengan la libertad de escoger un estilo de vida.

– ¿Te has sentido condicionado por los cánones impuestos por la sociedad que limitan lo masculino de lo femenino?

-Mira, aun me siguen preguntando por novias o hijos, y aunque lo referente a mi descendencia es una posibilidad, yo ahora no pienso en eso; pero la familia sigue esperando a que yo rectifique.

Intenté responder a todos los estereotipos del macho varón masculino, hasta que una buena amiga transexual me tomó del brazo y me empujó para bien, así comencé a ver, a experimentar las diferentes formas de mostrar la sexualidad, y por ahí encontré los rasgos que me definen.

Lo que si no permito actualmente es que alguien venga a decirme cómo debo ser y si lo intentan, por ejemplo, en el trabajo, es cuando más me aferro en demostrar, desde la práctica, que los patrones solo están en la mente.

***

Ser hombre no es cosa sencilla, ser mujer tampoco, pero al menos nosotras tenemos mejor dibujado el mapa de batallas por ganar. Para muchos la visibilidad de las preocupaciones de los hombres amerita un divorcio de las luchas de la mujer. Quizás algunos de los que lean estas experiencias lo hagan con cierto escepticismo y se cuestionen: ¿Cómo podría ser acosado un hombre? ¿Qué es eso de violencia hacia nosotros? ¿Puede ser hombre un homosexual?

Y es que hemos cerrado los ojos ante la diversidad de aristas polémicas de la masculinidad. Nadie tiene una definición exacta porque no la hay, así como tampoco la tengo yo de qué es ser mujer. Somos justamente lo que nos permitimos, pero seríamos mucho más feliz si todos pudiéramos ser en materia de género, lo que queremos.

/mga/

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