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Precios topados, consumidores ¿respetados?

Las Tunas.- Las redacciones periodísticas funcionan casi como pequeños laboratorios sociales, los criterios suelen ser heterogéneos y tan polémicos como la polémica misma. Así que no me sorprendió cuando ante el incremento salarial para el sector presupuestado, se encendió el debate en la redacción de Radio Victoria: algunos opinaban que ahora sí habría una subida de los precios de los productos y servicios en el sector no estatal, mientras otros creíamos que con las actuales tarifas eso era casi imposible.

Pero la realidad supera la ficción y donde el Estado puso la mirada, era porque definitivamente existía una herida que de no controlarse podría generar males mayores. Así que después del tan esperado incremento salarial llegó el esperanzador control de los precios que, en honor a la verdad, ya estaban en muchos casos por la nubes, aún para los nuevos salarios.

A poco más de un mes de la tan sonada medida, que en Las Tunas implicó adecuaciones en la tarifa de más de medio centenar de productos y servicios, en la provincia los precios continúan siendo un sonoro cascabel sin gato que los ataje.

¿Han bajado? ¿Se han estabilizado? ¿Sí o No? ¿Quién controla? ¿De quién es la responsabilidad? ¿Del pueblo, de las autoridades, de todos?

Ya dijimos que el asunto levanta polémicas así que algunos están de acuerdo con la decisión y otros no, algunos acataron las disposiciones del gobierno local mientras otros se burlan de estas y de otras adoptadas con anterioridad; porque seamos sinceros, la batalla para poner límites a las constantes fluctuaciones de los precios en el mercado no es de hoy.

En la venta de alimentos ligeros, es a mi juicio donde la medida ha sido más efectiva, pero en otras áreas como los productos agropecuarios y la transportación, la situación y los análisis se complejizan. En sentido general, los trabajadores no estatales de la  gastronomía popular, demandan un mercado mayorista para comprar los insumos a precios razonables, mientras los transportistas argumentan que el precio del combustible en Cupet no les deja margen a las ganancias y a emprender  las costosas reparaciones de un carro y, en consecuencia, aprietan, literalmente, a la población. Otros como los denominados y, aclaro, necesarios carretilleros, exhiben un precio, en tanto venden a otro.

Y no son mis palabras arremetida contra un actor de la economía u otro, la verdad todos son importantes y juegan su papel, en dependencia de la capacidad adquisitiva del cliente; todos, como usted y como yo, deben por su trabajo recibir una remuneración justa y digna. Pero seamos transparentes, sucede también que a menudo la motivación, excede garantizar el diario sustento, y va en detrimento del bienestar de la mayoría.

De esta manera no hay economía familiar que aguante y aún así pocos tienen el valor de protestar ante un sobreprecio, pues nos hemos acostumbrado a convivir con la impunidad, a ceder ante la necesidad del momento, a dejar en manos de otros nuestra propia defensa e incluso a enjuiciar a las autoridades cuando exigen respeto hacia lo legislado.

Por otra parte, si se decide tomar una medida, después se ha de tener la determinación suficiente para hacerla respetar.

Convengamos en que unos y otros formamos parte de la misma sociedad,  consumidores, cuenta propistas, inspectores…lo ideal entonces sería encontrar el punto medio entre los diversos actores de la economía y lograr de una vez crear las riquezas necesarias para redimensionar nuestra economía, ahí está la solución definitiva a estas y otras dificultades.

/nre/

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