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Adaptarnos al cambio sin generar más vulnerabilidades

Las Tunas.–Aumento de la temperatura, intensas sequías cada vez más frecuentes, erosión de las playas, bajos rendimientos de las áreas agrícolas e inundaciones costeras con mayor severidad son algunos de los impactos más significativos del cambio climático en Las Tunas.

Ello implica que para este territorio, uno de los más afectados del país, la aplicación del Plan de Estado para el enfrentamiento a tales procesos, o Tarea Vida, como también se le conoce, sea prioritario y, por ende, transversal a todas las estrategias de desarrollo que se trazan desde esta oriental provincia.

Un reto complejo, sin dudas, pero de cuyo adecuado cumplimiento dependerá la resiliencia efectiva ante las transformaciones que sufre la naturaleza.

DEFINIR CON CLARIDAD A QUÉ NOS ENFRENTAMOS

Preservar la vida de la población, expuesta a riesgos por el aumento del nivel medio del mar o la ocurrencia de fenómenos meteorológicos extremos, el cuidado y conservación de las playas arenosas, así como la seguridad alimentaria, constituyen las líneas de trabajo esenciales previstas en el territorio como parte del Plan de Estado.

«Aunque nuestro país siempre ha tenido una preocupación manifiesta por el cambio climático, el Plan de Estado propiamente dicho es aún joven. Por lo tanto, podemos decir que los estudios de peligro, vulnerabilidad y riesgo devinieron antecedente para definir las prioridades de la Tarea Vida en Las Tunas», explicó Reinol Pérez Fernández, especialista principal del Grupo de Medioambiente de la Delegación Provincial del Citma.

Algunas de las problemáticas concretas que hoy se manifiestan con fuerza en el territorio tienen relación con el aumento de la temperatura en 0,9 grados centígrados, con tendencia a elevarse. Asimismo, se puede hablar de un incremento de las inundaciones costeras debido a eventos hidrometeorológicos y de la ocupación del mar en zonas bajas.

«Lo que sucede –señaló el especialista– es que estos impactos no pueden verse de forma aislada, porque unas problemáticas llevan a otras. Por ejemplo, en Las Tunas se manifiesta el fenómeno de la intrusión salina en los acuíferos abiertos al mar, con 1 140 kilómetros cuadrados afectados, pero eso sucede por el ascenso del nivel medio del mar, que se combina con el bajo promedio de precipitaciones y la constante necesidad de explotación de los acuíferos».

Otro ejemplo de lo que ha significado concretamente el cambio climático para Las Tunas, apuntó Pérez Fernández, es el aumento de las tormentas locales severas. Una expresión de ese fenómeno es que, en menor tiempo, existe una caída superior de milímetros de lluvia, señaló el especialista.

La existencia de más de 400 viviendas en la primera línea de costa y nueve asentamientos costeros con peligro son elementos que han determinado un trabajo profundo en materia de ordenamiento territorial. Con el mismo nivel de seriedad se han llevado a cabo acciones en las 19 playas arenosas del norte de la provincia, afectadas por la erosión moderada.

SOSTENIBILIDAD ALIMENTARIA

Mucho se ha trabajado en Las Tunas para el ordenamiento de la producción de alimentos. El fomento de polos destinados a ese fin ha permitido que pueda lograrse, por ejemplo, mayor cercanía con las fuentes de agua, un recurso limitado en el territorio.

También se ha trabajado de manera paulatina en la instalación de sistemas de riego más eficientes, aunque es válido señalar que todavía persisten la existencia de canales y el riego por aniego. A modo general, el 85 % de la tierra cultivable en la provincia es de secano.

A estas circunstancias se suman la degradación de los suelos y la existencia en ellos del fenómeno de la salinidad, lo que influye directamente en los índices agroproductivos, que comparados con las normas son aún inferiores, a pesar de los avances en el cultivo de especies más resistentes. Por eso, el manejo sostenible de los suelos es una prioridad que se impone.

«La salinidad en el suelo es comparable con el cáncer, por lo que resulta indispensable adoptar estrategias que permitan su manejo sostenible. Hoy, en Las Tunas, contamos con diez polígonos destinados a ese fin, dos de los cuales tienen la categoría de referencia nacional. Sin embargo, falta mucho por hacer todavía en materia de reordenamiento agrícola. O sea, las áreas que están en riesgo de salinidad requieren un movimiento de su valor de uso, y eso es algo que todavía constituye un gran reto en nuestra provincia», aseveró Amado Luis Palma, jefe de la Unidad de Medio Ambiente de la Delegación Provincial del Citma.

La reforestación es otra tarea priorizada, «teniendo en cuenta que los árboles también contribuyen a la preservación de los suelos», añadió Palma.

CAMINAR HACIA ADELANTE CON OBJETIVIDAD

El establecimiento de un sistema de trabajo para el seguimiento a la Tarea Vida, que involucra a todos los organismos y entidades del territorio, y de manera paulatina a la población, es ya una realidad palpable.

Debe destacarse, además, que las estrategias para el mejor aprovechamiento de los recursos hídricos, para la producción de alimentos y para el fomento de fuentes renovables de energía se han convertido en elementos infaltables en los espacios donde se discuten los planes de desarrollo territorial y las potencialidades locales.

Quizá la esencia de lo que hoy se impone la definió el especialista de medioambiente Reinol Pérez: «Yo creo que se ha ganado en conciencia, pero lo más importante es que

entendamos que la naturaleza puede cambiar, pero somos los humanos los que construimos el riesgo, en la medida en que no respetamos esos cambios de la naturaleza. Nosotros creamos las vulnerabilidades».

PRECISIONES

– La provincia de Las Tunas es una de las más afectadas por el impacto del cambio climático y con menor cobertura boscosa en el país. Entre otras vulnerabilidades, se evidencia en la actualidad un incremento de las inundaciones costeras ante la influencia de eventos hidrometeorológicos; el ascenso de la temperatura media anual; el aumento de la intrusión salina en los acuíferos abiertos al mar, con la consecuente degradación de los suelos; así como la intensificación de la sequía. Es la provincia con más bajo promedio de precipitaciones anuales en el país.

– Las autoridades del Gobierno tunero implementan un plan que incluye 51 tareas, fundamentalmente en los municipios de Puerto Padre, Jesús Menéndez, Manatí y Amancio Rodríguez, en los cuales se evidencian las mayores vulnerabilidades. Como parte de dichas acciones se han actualizado los planes de ordenamiento en los asentamientos costeros, se reforestaron 19 hectáreas de mangle, y se cumplió con la limpieza y reforestación para proteger la zona de la playa arenosa de Covarrubias, en el municipio de Puerto Padre.

– También en Las Tunas han sido introducidas 25 nuevas variedades de viandas, hortalizas y granos, más resistentes a los impactos de la sequía; se beneficiaron ocho kilómetros de canales de riego en los municipios de Jesús Menéndez y de Manatí, al tiempo que se ejecutaron acciones para el abasto de agua en zonas con intrusión salina.

– El Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Miguel Díaz-Canel, ha señalado la trascendencia de priorizar la reforestación en ese territorio oriental, dada la elevada desertificación que se manifiesta en sus suelos, y de introducir tecnologías de avanzada para el riego.

Fuente: Chequeo del Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros a los programas de la Tarea Vida y  para la Conservación de la memoria histórica. Mayo de 2019 (Por: Leydis María Labrador/GRANMA)

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