Las Tunas.- Unas veces con más y otras con menos razón la población pone en tela de juicio la labor de los trabajadores de servicios comunales principalmente de quienes se dedican a la recolección de desechos sólidos.
Es que resulta casi imposible no emitir criterio de juicio o arremeter con fuertes criticas cuando en calles y barrios la basura se acumula acogiendo insectos y roedores que además de amenazar la salud humana afean sobremanera nuestro entorno.
Detrás de ello pueden estar disimiles causas que van desde falta de combustible, piezas de repuesto para carros colectores hasta desorganización y la dejadez o el descuido de las personas que limpian y quienes los dirigen.
El quehacer de los trabajadores de la unidad de saneamiento de Acueducto y Alcantarillado también es cuestionado con frecuencia.
Ellos se ocupan de limpiar de forma manual en la ciudad de Las Tunas, alrededor de 50 canales, ríos y zanjas donde la población vierte enorme cantidad de desechos sin necesidad.
Sucede casi todos los días pero es más frecuente en la temporada lluviosa que inicia justamente en el mes de mayo.
Lo aguaceros que comienzan ahora es justo la ocasión que muchas personas aprovechan para lanzar basura a la corriente de agua por calles y avenidas que van a parar a los ríos, una irresponsable actitud que puede traer serias implicaciones para la salud humana y perjuicios al medio ambiente.
De no ser así con una limpieza al mes sería suficiente para mantener siempre limpios el cauce y las márgenes de ríos como el Hormigo, por cierto casi siempre con grandes acumulaciones de basura en el puente próximo al cementerio por ese proceder.
Esa es una de las indisciplinas que más daño y con mayor frecuencia se comete contra la higiene de la ciudad, falta en la que incurren incluso personas que residen en áreas con un servicio estable en la recolección de desechos sólidos.
Mantener limpio al menos el medio más cercano tiene que pasar por el esfuerzo que cada quien pueda hacer con independencia de la responsabilidad que tienen en ello entidades y autoridades.
La primera barrera para los problemas de higiene comunal es el proceder de cada ciudadano no solo para limpiar sino también para respetar y conservar lo que en tal empeño hacen otros, pero en ello dolorosamente hay que reconocer que andamos muy mal.
No solo Servicios Comunales y Acueducto y Alcantarillado tienen que tomar cartas en el asunto. Cada persona debe sentir que es responsable de su pedacito, y contribuir cuanto esté a su alcance con la higiene comunal de la cual depende también, en gran medida, la salud y la vida de todos.
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