Las Tunas.-Tiene la sabiduría de la vida en su mirada; su sonrisa es franca y cantarina como la de quien lleva la autenticidad consigo.
Cuando despunta el día ya la vemos agitada en los trajines del hogar y los animales, porque ella es una mujer dedicada, que disfruta lo que hace y le pone todo su empeño.
Su casa es un sitio de remanso, donde la paz y la voluntad de mujer abraza por doquier.
Primero caminó por las aulas de la Educación, como maestra, pero necesitaba reencontrarse con aquellas emociones de la infancia, en la que fue tan feliz junto a sus padres y familia, y regresó al campo.
Después de su decisión se sintió muy orgullosa, porque es una vida tan saludable, confiesa Elsa; cuando está triste corre, se va adonde los animales, y se pone a hacer algo e inmediatamente se desconecta.
Se ha convertido en la sanadora de sus animales y cuando se le enferman, es muy triste para ella.
El esposo fiel la acompaña desde hace 54 años y más que amante es ese sostén y hombro que abriga a todas horas.
Elsa Sánchez Rodríguez supera los 76 años y es una señora de alegría que contagia y una vocación revolucionaria admirable.
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