Las Tunas.- Tras graduarse en 1985 el doctor Jorge Luis Mayo Téllez se inclinó siempre por la ginecobstetricia, así tres años después obtuvo su título que lo acredita como especialista en Ginecobstetricia, una labor que marca ya más de tres décadas y medias de quehacer asistencial, y actual jefe de la sala de Perinatología en el Hospital General Docente Ernesto Guevara de la Serna.
Las horas en las consultas protegiendo los destinos de un embarazo no le alcanza en el quehacer diario. En el primer cubículo revisa a cada una de las gestantes que están en la sala de Perinatología, voltea la mirada y la enfermera descifra ya la orden del profe Mayo.
Puntea el bolígrafo y registra en la historia de la paciente, abre y cierra cada una buscando la evolución anterior y chequeando los mínimos detalles, pues como bien refiere en esas últimas horas todo cuenta ante la proximidad del parto.
«Aquí en esta sala ya llevo dos años trabajando como parte del trabajo diario desde la Perinatología. Me gusta la atención a las gestantes, he laborado en la Ginecología y dentro de la Obstetricia, la Perinatología, porque disfruto mucho lo relacionado con la atención a la mamá, el feto y el recién nacido desde el peri-parto. Todo eso es lo que siempre me ha gustado.
«Durante los años de experiencia tenemos momentos tensos que se nos presentan a diario pero gratificantes también y nos reconforta sobremanera cuando es lo mejor para las pacientes, la atención a la mamá y al niño, eso es lo que nos da a nosotros esa motivación diaria para la atención, es lo fundamental, alcanzar la satisfacción de la gestante con el actuar de quienes trabajamos en la salud».
Desde que llegó al área de la maternidad en el hospital Guevara afianzó el sueño de formar parte del equipo de profesionales de la Ginecobstetricia, una especialidad que requiere de empatía y los mejores sentimientos ante las prácticas médicas frente al cierre del ciclo del embarazo.
«Todavía con los años que tenemos seguimos aportando a la salud del pueblo, ayudando a los compañeros y en la formación de los residentes, los internos, contribuimos para que adquieran las mejores prácticas en este tipo de servicio que no es el de la sala abierta. Que aprendan siempre ese es el objetivo para que puedan formarse con las mayores experiencias en esta especialidad.
«En esta especialidad el profesional de la salud debe ser un ser humano de altos valores, de excepcional entrega, sentir que a quien consultas, orientas y cuidas antes del parto fuese tu propia familia», comenta este galeno mientras continúa su interrelación con las gestantes y enfermeras de la sala de Perinatología.
Sus experiencias y destrezas también fueron compartidas fuera de fronteras en cuatro misiones de colaboración médica cubana a las repúblicas de Angola, Zambia y Belice.
«En cada experiencia solidaria siempre emitieron valoraciones muy satisfactorias de mi desempeño como parte de esta ayuda y cada uno de esos resultados están avalados por las direcciones de las misiones y de los hospitales en los cuales laboré.
«Lo más difícil en esas vivencias profesionales resultaron las misiones en África, encontramos urgencias que nunca vemos en nuestro actuar diario aquí.
«Enfrentamos múltiples casos que desde las experiencias médicas nos permitieron crecer como complicaciones maternas importantes entre ellas la rotura uterina y los estados de Shock en pacientes por patologías propias de esos países como la Malaria, cada misión fortaleció el conocimiento adquirido solo en los textos de la especialidad», agregó.
«Siempre me he dedicado a la Ginecobstetricia desde que me gradué, y pienso que en esta etapa final que estamos culminando precisamente porque pronto llegaré a la jubilación creo que este trabajo en la Perinatología es el más bonito que he desempeñado en mi vida para bien de incontables familias que hoy retribuyen la asistencia médica con el respeto social».
Aunque ha laborado en diferentes espacios de la maternidad, la Perinatología enamora al doctor Jorge Luis Mayo Téllez, un quehacer avalado por varios reconocimientos y la medalla Manuel (Piti) Fajardo, en distinción a sus años de experiencias frente a las gestantes, en su sencilla dimensión humana como servidor del ejército de batas blancas.
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