Las Tunas.- Necesariamente, este año 2025 tiene que ser diferente para el sector agropecuario de la provincia de Las Tunas, que tuvo un 2024 de incumplimientos en la mayoría de sus renglones; sobre todo en la leche, los huevos y la carne vacuna y porcina.
Una de las razones fundamentales de esos resultados tan negativos está en las actuales limitaciones económicas que impiden la importación de alimentos especializados para los cerdos y las gallinas ponedoras, lo que disminuye los rendimientos.
En el caso de la leche inciden otros motivos, que van desde los tenentes de animales que no siembran pastos y forrajes hasta los desvíos del producto a otros destinos, pasando por la falta de insumos, las lamentables deudas que durante una buena parte del pasado calendario acumuló la industria láctea y el persistente hurto y sacrificio de ganado mayor.
Pero, más que eso, la gestión de los productores estatales y privados y el manejo de sus tierras es lo que decide el incumplimiento de los principales indicadores de la producción de alimentos; o sea, los ocho programas agrícolas, los siete encargos estatales y las cuatro producciones pecuarias.
Insisto en que mucho depende de los hombres y las mujeres porque hay numerosos ejemplos de fincas individuales y unidades que han logrado elevar las producciones hasta niveles inesperados, luego de desafiar las adversidades del clima y las carencias materiales.
La clave estuvo, está y estará en el trabajo, las labores constantes de cada amanecer, que garantizan la diversificación de los renglones, el aprovechamiento de todos los espacios, la reutilización de los desechos y el cuidado del medio ambiente mediante la aplicación de prácticas agroecológicas.
Las autoridades del sector en la provincia tienen muy bien definida la estrategia para este año, que incluye una mejor y mayor contratación de los diferentes renglones agropecuarios, la consolidación de los polos productivos, el enfrentamiento al delito y la transformación de los sistemas de control.
En el territorio tunero la suerte está echada y con el inicio del año vale más el optimismo que el pesimismo. Ahora corresponde, de domingo a domingo, impulsar varias acciones para superar los desafíos mayúsculos que depara el futuro y garantizar la soberanía alimentaria que se necesita.
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