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Antonio Maceo, el enemigo más temido por los españoles

Las Tunas.- Antonio Maceo Grajales escogió desde muy temprana edad luchar contra la esclavitud y todas las formas de opresión, y entregó su vida por la causa independentista de Cuba.

Mulato libre, nació el 14 de junio de 1845 en una hacienda en Majaguabo, Santiago de Cuba, en la familia de pardos libres, formada por Mariana y Marcos de quienes aprendió valores y disciplina.

Desafiando su origen humilde y escasa preparación, se convirtió en una de las figuras más importantes de las largas guerras de liberación contra España y en ellas ganó a fuerza de coraje e inteligencia natural el grado de Mayor General del Ejército Libertador.

Tras el levantamiento de La Demajagua, liderado por Carlos Manuel de Céspedes el 10 de octubre de 1868, Maceo se sumó a la contienda dos días después, junto a sus hermanos José y Justo en su poblado natal.

Al mando de su primer jefe, el Capitán Juan Bautista Rondón, ascendió rápidamente por su valor y clara inteligencia, y ya el 16 de enero de 1869 tenía los grados de Comandante y 10 días más tarde de Teniente Coronel.

Como ayudante de Máximo Gómez batalló en varias ocasiones contra los soldados españoles y el 8 de junio de 1873, dos días después del combate de El Zarzal, aumentó su rango a General de Brigada y en el 1877 llegó a Mayor General.

Sin dudas, esta figura de gran prestigio en el Oriente cubano coincidió en diversos momentos con el patriota Vicente García, y aunque la historiografía pretende colocarlos en posiciones antagónicas, tuvieron una relación de respeto y admiración mutua, validada en diversas epístolas y diarios.

Ante el supuesto desacuerdo del Titán de Bronce sobre la posición del General García en Lagunas de Varona, el propio Maceo, el 18 de julio de 1875, en el campamento holguinero de Alcalá, expresó tácitamente la adhesión a los planteamientos del tunero.

“(…) estando de acuerdo con los principios proclamados por aquella agrupación de patriotas, aunque no con la forma que han adoptado para ponerla en ejercicio (…)”. Las peticiones de ese encuentro no difieren de las hechas por el hijo del Balcón de Oriente.

La comunión de ideales de ambos próceres quedó refrendada también cuando al rechazar el Pacto del Zanjón, el 7 de febrero de 1878, en El Chorrillo, García estableció una nutrida correspondencia con Maceo para ponerlo al tanto las intenciones del mando del ejército español y reafirmar su decisión de continuar la contienda.

Luego en Mangos de Baraguá, en el histórico rechazó a la propuesta del General Español Arsenio Martínez Campos, contó con el apoyo cercano de los mambises tuneros ante los rumores de una traición.

Tras la negativa de los orientales de deponer de las armas, el 16 de marzo de 1878, Vicente fue electo General en jefe de los Ejércitos de la República y Maceo su segundo al mando, corroborando el importante papel de ambos líderes en la defensa de los ideales más puros de las luchas independentistas de Cuba.

Al hacerse insostenible la guerra, Antonio se retiró a Jamaica. En 1895, junto con un pequeño grupo desembarcó por Duaba para convertirse junto a Máximo Gómez en uno de los puntales de la Guerra Necesaria, liderada por José Martí.

Venció a las tropas ibéricas en distintas ocasiones llegando a dominar la provincia Oriental. Dirigió las operaciones en Pinar del Río y a finales de 1895, entró en La Habana obligando a Martínez Campos a retirarse.

Con su salud de hierro sobrevivió a más de 26 heridas de guerra. Sus dotes de estratega militar y su temeridad lo convirtieron en el contrario más temido por los españoles. El enemigo nunca logró doblegarlo y cayó en combate el 7 de diciembre de 1896.

/lrc/

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