En Cuba, la expectativa de vida va más allá de los 78 años, superior a toda América y muestra de la longevidad que logra el proyecto social cubano. Ahora, ¿estamos realmente preparados para el reto de una población envejecida?
La larga esperanza de vida de la sociedad requiere de políticas públicas que amparen a las personas de la tercera edad.
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Esas personas deben tener prioridad en el transporte, por ejemplo, las colas en cualquier establecimiento, y el diseño e implementación de oportunidades para los ancianos, porque sus cuerpos lo necesitan, sus organismos lo necesitan.
Hoy para los adultos mayores acceder a los medicamentos regulados por tarjetas, es un verdadero problema. Y no solo porque no se concibe desde la propia farmacia, sino por la sociedad, y algunos hasta los miran mal, con desdén porque ser alguien que compre delante. ¿Será posible?
Igualmente, la seguridad social en el caso de las personas de la tercera edad no debería ocuparse solo de la chequera. Es preciso una mirada abarcadora que llegue hasta los servicios que necesiten, como el comercio y la gastronomía. No es solo ocuparse de los que viven solos, es necesario una prioridad para todos en su propio entorno social, para que se tengan más en cuenta en todos los sentidos.
Y hablo hasta de alimentos, que es imprescindible. Hay que pensar en garantizarles los alimentos que necesitan esas personas, por encima de quienes no han llegado a su edad, aunque llegarán, aunque algunos no lo crean.
Con ello quiero decir que los adultos mayores deben tener una atención diferenciada, aun cuando no clasifiquen como vulnerables, aunque el concepto de vulnerabilidad pueda muchas interpretaciones.
El envejecimiento poblacional en cualquier país lejos de ser un problema debe ser un orgullo. Pasar de los 78, de los 80 y hasta más es muestra de una vida sana. Si para el 2025 se estima que la población mayor de 60 años supere el 35 por ciento de toda la sociedad, qué vamos a hacer, cómo prepararse para algo que es inevitable, con esa esperanza de vida que es de la más alta del mundo. Hay que reflexionar y actuar en consecuencia, y eso le corresponde en primer lugar a quienes tienen la responsabilidad de su atención.