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26 de julio, fragua libertaria

El golpe de estado de Fulgencio Batista el diez de abril de 1953 recrudeció los males que sufría el pueblo cubano. Tras esperar inútilmente una reacción contra los golpistas, el abogado Fidel Castro asumió la responsabilidad de llevar adelante la revolución armada.

Años después, el líder de la Revolución explicó por qué se planeó la acción de los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes en el oriente del país.

«Para mí era clarísimo que había que ir a la guerra irregular pero hacía falta un número de armas lo que nosotros vimos fue a ocupar las armas» confesó en el programa televisivo de la Mesa Redonda.

Tras organizar y entrenar unos mil hombres en el más estricto secreto ciento sesenta fueron escogidos para las acciones militares en Santiago de Cuba y Bayamo.

«Y la cosa era bien sencilla. Había tres puntos. El hospital porque quedaba al fondo la audiencia pone en un lugar elevado y nosotros tenemos que actuar. El puesto de mando era la misión mía. Pero vestidos de sargento llegando de sorpresa. Los demás tomaban las barracas donde estaban durmiendo los soldados. Tenían que empujarlos hacia el patio para que quedaran prisioneros entre el hospital, donde estaban veinte hombres, mientras que el grupo de Raúl estaba en el palacio de justicia. Inicialmente le íbamos a crear una confusión colosal haciéndole creer, que había sido un movimiento de sargentos» explicó Fidel.

Por razones imprevistas falló el factor sorpresa y fue imposible apoderarse de las armas necesarias para comenzar la revolución.

Con ocho asaltantes muertos en combate y más de cincuenta asesinados posteriormente por los esbirros batistianos, la acción despertó la conciencia nacional.

Este acontecimiento marcó un hito histórico, generacional y revolucionario para Cuba y en el desarrollo político posterior de América Latina.

El guía de la acción, Fidel Castro, también fue apresado y encarcelado junto a un grupo de sus compañeros. En el juicio expuso su alegato de defensa conocido como La Historia me Absolverá, en el cual denunció los males que sufría Cuba bajo el régimen dictatorial.

Debido a la presión popular las rejas del presidio Modelo se abrieron y el movimiento veintiséis de julio guio las posteriores etapas del proceso como el desembarco del Granma, la lucha clandestina y en la Sierra Maestra hasta el definitivo triunfo revolucionario.

Cuba celebra la fecha de los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, hecho luctuoso en su momento por la sangre derramada, convertido en motivo de regocijo porque marcó el inicio del fin de la opresión neocolonial en el país.

/lrc/

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