Manatí, Las Tunas.-Su nombre es Candelaria Aldana Dell, pero todos le llaman Candita, y es obrera de la casa de posturas de la CCS Gonzalo Falcón, de Dumañuecos, en el municipio de Manatí, donde se siente feliz con lo que hace.
«Bueno mi trabajo es sembrar en la casa de posturas, y venderle a los campesinos que pertenecen a la cooperativa y a otros del municipio. Ya comenzamos en esta etapa con la venta de posturas de ají, tomate, col.
Candita siempre ha trabajado, como muestra de su empoderamiento en las labores agrícolas, y aunque su vida como obrera se vio interrumpida durante 12 años, cuando tuvo a su hijo más pequeño, desde hace un año que realiza su labor actual, no solo por su empuje y decisión, sino por la actitud de su familia.
«Mi familia es muy buena conmigo y me ayuda, me apoya en todo, igual que mi esposo. Él es medio cascarrabia pero es bueno, me cuida», y ríe de buena gana.
Aun con los prejuicios que rodean a las mujeres del campo y el machismo que se impone en esos entornos, Candita lucha contra ese mal junto con otras compañeras de la cooperativa, porque para ella las mujeres deben trabajar, para no depender de nadie, y enrumbar su camino como un eslabón importante dentro de la sociedad.
«Aquí en este barrio hay muchos hombres machistas y muchas mujeres que pudieran trabajar para no depender de nadie, pero qué va, sus maridos no las dejan trabajar. Y cómo hay trabajo aquí para mujeres, pero no se imponen a los hombres. Conversamos mucho con ellas pero no hay manera. Hay que dar talleres de género para que se animen».
Para ella, trabajar en la casa de posturas y ser integrante de la cooperativa Gonzalo Falcón es de lo mejor que le ha pasado y por eso cada día se empeña en hacer su trabajo con calidad porque con ello le da su aporte a su estructura campesina.
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