Las Tunas.- Los profesionales de la Enfermería, no solo complementan su uniforme con una cofia, ellos llevan la inspiración, el respaldo de la familia y la consagración en su servicio que sabe el valor de la vida.
Apostar por la enfermería como profesión para alcanzar la cobertura sanitaria es un reto con multiplicidad de escenarios, pero con la distinción de protagonizar historias de solidaridad y altruismo que se desprende del personal salubrista.
Mucho tiene que contar en 25 años de labor como licenciada en Enfermería Laritza Vidal Echavarría. La experiencia la resalta en la Terapia Intensiva Polivalente, del Hospital Doctor Ernesto Guevara de la Serna, como jefa de Enfermera del servicio.
Es rigurosa en el manejo al paciente, no siente miedo aunque sufre momentos tensos ante la muerte. «La terapia intensiva es la cúspide de la enfermería, usted se prepara y es capaz de enfrentar cualquier evento, vemos todo menos los neonatos», detalla esta tunera, miembro titular de la Sociedad Cubana de Enfermería.
«Independientemente que no puede fallar nunca el binomio médico-enfermero, la enfermera es la que permanece más tiempo frente al paciente y es capaz de detectar cualquier cambio o urgencia del paciente.
«Te enamoras de cada cosa allí, el manejo, el saber que ofrece ese conocimiento que debe distinguir a todo profesional para perfeccionar su labor con el paciente, que necesita de ti y al cual retribuyes con óptimos procederes, pues somos capaces de aportarle lo más importante que vemos en la profesión.
«Veinte años como dice la canción no es nada, es experiencia acumulada, ves, vives, sufres al lado de las familias porque también vivimos momentos difíciles al lidiar con la muerte. Se pone empeño para que los pacientes se sientan satisfechos porque al final cuando salen vivos y egresan a sala abierta esa es la mayor satisfacción».
Momentos duros e incontables, dejan vacíos y una huella que cala por no poder hacer más ante la muerte, mas la vida recompensa esos sinsabores con la preparación del personal sanitario que dirige.
«Les transmito las herramientas necesarias para convertirlos en mejores enfermeros, que aprecien a cada paciente como un familiar suyo, capaces de darle lo mejor en la asistencia que rescata vidas», de sus palabras brota el orgullo y el sentido de pertenencia a su colectivo, que convierten a Laritza en una mujer emprendedora y abnegada.
Aunque se considera mejor asistencial que en labor de dirección le queda pendiente una maestría como parte de su superación, «estudiar es un reto constante porque atendemos los enfermos más graves de esta provincia, y así les exijo a mis compañeros, el conocimiento en nuestra profesión es una necesidad, de ello depende la alegría en los rostros de las familias.
«Nosotros abrimos inmediatamente el vínculo con la familia porque es la parte más importante, damos esa palabra de aliento y le ponemos al trabajo cada pedacito de nosotros y a cada paciente un pedacito de ese amor».
En sus palabras hay reconocimiento constante para los profesionales en los servicios de hospitalización, «en el lugar que esté siempre voy a defender mi terapia intensiva, son los más sacrificados, pues ese paciente necesita absolutamente todo y mi enfermero se convierte en amigo, hermano, padre, en un miembro de la familia».
Lejos del sonido constante de los monitores, Laritza disfruta de su hogar, cuyas puertas permanecen abiertas para los miembros de cualquier equipo médico, que buscan la jocosidad de esta mujer amante del dominó y de los amigos, herencia de su madre María Nancy Hechavarría Janet.
«Ella es como la madre de mis enfermeros porque está pendiente de ellos, si hay una actividad ahí está, si necesitan hacer algo no falta, ella es mi todo. Verdaderamente es mi apoyo en cada tránsito de la vida, permanece unida a mi lado al igual que mi familia.
«El hospital completo me conoce, me relaciono con todo el mundo, a pesar de que mi carácter a veces impresiona, sencillamente me dedico y amo lo que hago con perfección».
Laritza Vidal Hechavarría vive orgullosa de la Enfermería, profesión que fomenta en su colectivo con palabras justas, propias de los consagrados a esta labor en la cual no hay margen a decisiones incorrectas, mientras descifra la mirada de sus pacientes y responde con habilidades ante cualquier emergencia.
Un respaldo a la labor de este personal salubrista que en Las Tunas superan los cuatro mil miembros, en diferentes categorías y modalidades de estudio, posibilita mostrar la necesidad de apostar por la enfermería como profesión para alcanzar la cobertura sanitaria. Ellos se convierten en múltiples ejemplos y reciben el mayor homenaje, la gratitud del paciente.
Razones para amar la profesión
Jesús Ramón Chacón Ávila no se imagina en otro sitio, este tunero es inconfundible entre los profesionales de la Enfermería que hoy labora en el Hospital Provincial General Docente Doctor Ernesto Guevara de la Serna, de la ciudad de Las Tunas.
«Desde que me gradué en 1987 trabajo en esta institución, mis principales tareas en la labor de enfermero resultó la jefatura de la sala B-3, servicio de Angiología en los años 90. Luego fundo el servicio de Neurocirugía, así como asumí la jefatura del departamento de preoperatorio todo esto a la par de la docencia de enfermeros en las diferentes formaciones de los estudiantes», refiere este incansable trabajador.
No pocos calificativos reconocen la vocación en sus 36 años de ejercicio en diferentes escenarios y naciones, un profesional humano, sensible, altamente competente ante tareas como la de supervisor de Enfermería y responsable de la docencia en la especialidad.
«Siento placer de ayudar a formar a las futuras generaciones, un pilar importante en la sociedad, representan nuestra continuidad en la profesión, que a mi criterio tiene un futuro muy hermoso.
«Hablar de la Enfermería es hablar de humanismo, mi aporte en beneficio de la salud de personas que residen no solo aquí también en otros países pudiera mencionar Bolivia, allí me desempeñé como jefe de enfermero en el hospital donde trabajé durante tres años, quehacer que simultaneé con el cargo de asesor del grupo nacional de supervisión para evaluar el trabajo de nuestras brigadas de colaboración.
«Como miembro del Contingente Internacional Henry Reeve brindé mis conocimientos y habilidades tras el devastador terremoto que afectó al pueblo de México en el año 2017, además de cumplir misión en la República Popular de Angola», refiere este carismático representante de la Sociedad Cubana de Enfermería.
«Aún me falta mucho por hacer por esta especialidad, desde el primer momento que uno la escoge se siente comprometido y con el esfuerzo de seguir haciendo por la misma ya que es un perfil muy entregado a la labor y en este momento es lo que abogamos con las nuevas y futuras generaciones, que se conviertan en esencia de cada servicio».
Su relación con esta profesión es auténtica, domina como asignaturas esenciales la disciplina, la ética, el buen trato, la educación y la habilidad de comunicarse con las nuevas generaciones ante el reto de convertirlos en ejemplo.
«Momentos inolvidables recuerdo con satisfacción estando en Bolivia llegó un niño de 14 meses en franca convulsión con su mamá y ante nuestro actuar rápido pudimos salvarlo. La muchacha comenzó a llorar y a decirnos miles de palabras de agradecimiento el accionar de la brigada médica cubana en ese momento.
«Estando en Angola, un niño muy grave con un diagnóstico de malaria, le indicamos los medicamentos que teníamos en el hospital y desgraciadamente sus familiares no tenían el recurso para comprarlo eh en la farmacia privada, por eso es que yo digo que defender nuestros principios es muy importante, aquí disfrutamos de derechos inimaginables para el mundo».
Hablar de esta especialidad es reconocer el desvelo junto a un paciente y el apoyo a las familias que se aferran a estos profesionales como el también Máster en Longevidad Satisfactoria, Jesús Ramón Chacón Ávila, quien conoce de la atención esmerada a las personas que permanecen hospitalizadas.
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