Las Tunas.-Seguramente alguna muchacha era ya dueña de su corazón de 20 años cuando Panchito Gómez Toro se embarcó rumbo a Cuba con el anhelo de pelear por la independencia junto a su padre, el General Máximo Gómez y juntos ir a rendirle homenaje en su tumba a José Martí.
Renunció a todos sus sueños cuando decidió morir junto al Titán de Bronce. Había nacido en un bohío en plena manigua el 11 de marzo de 1876 y muy pequeño tuvo que ir a vivir en el exilio.
Allá estuvo al lado de José Martí en Montecristi y Nueva York, y comprendió la importancia de la unidad para la guerra necesaria y colaboró en su organización.
Desesperado por NO poder embarcarse en la expedición de Gómez y Martí se enrola con Juan Rius Rivera y llega a Cuba por Pinar del Río. El Mambisito, como le llamaban cariñosamente sus amigos, peregrinó varios días en busca de las tropas del Mayor General Antonio Maceo, a quien admiraba desde su leyenda.
A pesar de su escasa preparación militar, por su valor y fidelidad y también por respeto a su padre, Maceo lo nombra su ayudante personal. El día de la fatídica noticia de la caída de su jefe, el 7 de diciembre de 1896, estaba descansando en el campamento de San Pedro herido en un brazo.
Las nuevas generaciones de cubanos tienen en Panchito un proverbial ejemplo de patriotismo y fidelidad.