Las Tunas.- Ser tabaquera es un oficio que atrapa. El olor de la hoja y el ambiente de la fábrica cautivan a esas mujeres que cada día confeccionan cientos de puros que hacen felices a no pocos fumadores. Y una de esas féminas es Josefa Suárez Delgado, que desde hace 26 años anda entre los tabacos salidos de sus manos en la fábrica Enrique Casals, de esta ciudad de Las Tunas.
Ahora mira con satisfacción las cremas que nacen de su empeño como una manera de honrar, a cada instante, un oficio de familia.
“Mi hermana fue fundadora de esta fábrica. En aquel tiempo había cursos para los familiares de los tabaqueros y como a mí me gustaba lo que ella hacía comencé a formarme en este oficio que me enamoró desde el principio.
“Hoy me siento muy satisfecha con mi trabajo, no solo porque le he dedicado la mayor parte de mi vida, sino porque el colectivo laboral es como mi familia, y como llevo tantos años con ellos el ambiente laboral es muy agradable”.
Josefa es una tabaquera de legítimo orgullo, según sus propias palabras. En la fábrica Enrique Casals labora todos los días con el ansia de la primera vez. No conoce el tedio, porque su trabajo la atrapa y solo le da tregua cuando llega a su casa para encontrarse con su familia, su hija y su nieta, aunque solo por unas horas, porque luego vuelve a su oficio de familia para disfrutar la caricia eterna de la hoja.
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