Hace pocas horas, Maricela Peña Palmero sintió cuán fuerte latía su corazón y, en medio de tantos aplausos, se preguntó si merecía esa confianza desmedida de los suyos, los de siempre, con los que puede contar a cualquier hora del día y cualquier día de la semana.
Los asociados a la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) Sabino Pupo, del Cerro de Caisimú, la volvieron a elegir como esa persona capaz de zafarse de sus propios problemas para solucionar los ajenos o, al menos, indicar el camino.
Otra vez es la presidenta de esa CCS de Manatí y otra vez siente miedo. No por la tarea, difícil de verdad; sino, porque teme fallar o no hacerlo bien. Pero, recuerda que es una mujer, que es fuerte física y mentalmente. Y allá va, a deshacer entuertos y a ayudar.
No sabe cuántos kilómetros camina cada día, de un lado a otro porque «desde que me levanto estoy trabajando. Inicialmente es en la casa pues hago los quehaceres matinales antes de salir al patio. Y después del buchito de café es que verdaderamente comienza mi jornada.
«Lo primero es atender a los animales de la familia y mientras mi esposo está con las reses, yo paso a la cochiquera. Limpio todo y les doy la comida a los cerdos. Reviso si hay alguna situación con los más chiquitos y sólo después de alimentar a las aves es que me aseo y me alisto para salir al trabajo».
De camino a las oficinas de la cooperativa, Maricela se encuentra con muchos vecinos y amigos. A todos los escucha con afecto y les deja una sonrisa que alivia los sinsabores de estos tiempos tan difíciles. También les motiva a seguir siento útiles, en las responsabilidades que hoy tienen.
Es una mujer rural que no descansa, ni en el hogar ni en el puesto de trabajo. Allá le esperan otras tareas en representación de los campesinos, de aclarar dudas y también de ponerse sombrero y camisa de mangas para embarrarse de tierra y dar el ejemplo.
«Tenemos un área de uso colectivo que atendemos entre todos. Consta de 56 hectáreas y de ellas, 43 son de caña y las demás se dedican a cultivos varios como boniato, maíz, yuca y plátano burro, los que se comercializan en la propia comunidad.
«De manera general, la unidad cumple todos los planes, tanto en la agricultura como en la ganadería, y los asociados están contentos porque tienen los beneficios de las 63 medidas que se aprobaron para dinamizar las producciones agropecuarias.
«Hay mucho empeño por parte de los campesinos, buscando soluciones a las carencias porque hoy tenemos una situación tensa en el país. Pero, esas dificultades no son obstáculos para que se frene la producción pues nuestra principal tarea es garantizar la alimentación del pueblo».
Maricela siempre anda orgullosa y más este 15 de octubre, Día Mundial de la Mujer Rural. Hoy, cuando el sol esté por caer en los límites de la finca de los Valdivia, ella volverá a sonreír y antes de cerrar las puertas de su hogar recordará que los horizontes no tienen límites y menos para las valientes como ellas.
/mga/
Comente con nosotros en la página de Facebook y síganos en Twitter y Youtube