“De los que se graduaron conmigo, el único que queda vivo soy yo”, dice el doctor Joaquín Enríquez Samamé, especialista de primer grado en Ginecología y Obstetricia, quien, a sus 75 años, se mantiene laborando en el policlínico Gustavo Aldereguía, de la ciudad de Las Tunas.
Lo había visto andar con su bata blanca, sombrerito de ala corta, y a veces, un paraguas que hace de bastón; y la llegada de este primero de octubre, Día Internacional de las Personas Mayores, me hizo ir a su encuentro hasta el Departamento de Regulación Menstrual que aún dirige.
Luego de atender las últimas pacientes de la mañana, me contó que es natural de Banes, que pertenece a las primeras generaciones de cubanos formadas por la Revolución, y terminó haciendo un recuento de su vida.

“Me gradué de médico en el año 1972 y me ubicaron en la antigua Maternidad, de Las Tunas. Ahí estuve hasta que Fidel inauguró el hospital Ernesto Guevara, donde trabajé como jefe de salón de parto, de legrado, y en varios servicios durante tiempo largo.
“A finales de los años 80 me solicitaron en el policlínico Aldereguía para atender las zonas de Palancón, Becerra, Río Potrero y otras de campo; y tuve resultados importantes: la mortalidad infantil disminuyó, no tuvimos muertes maternas.
“En el año 1993 me dieron una misión médica en Guatemala, donde trabajé dos años; y al regresar a Cuba, a raíz de que le dan el golpe de estado a Chávez, nos solicitan la posibilidad de ir para Venezuela, y allá estuve 10 años, hasta que Chávez falleció. Toda la parte buena, y también la parte mala, la pasé con Chávez”.
Tras jubilarse por edad, al amparo del Decreto Ley 36 de 2021 que permite a los adultos mayores en Cuba continuar en labores desempeñadas durante 30 años y mucho más, el doctor Joaquín Enríquez fue recontratado y sigue siendo útil en el policlínico Aldereguía, de Las Tunas, donde hace las regulaciones menstruales y brinda interconsultas a los estudiantes de Medicinas e internos que cursan su especialidad.
Conserva sus capacidades y habilidades -y eso que está operado del estómago, es hipertenso, fuma, toma café, y ron también, de vez en cuando, me confesó. “Mientras tenga vida y mente clara para trabajar, voy a seguir. Aquí estoy, y estaré, para lo que haga falta”.
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