Al otro lado de la bahía de Puerto Padre, entre lomas blancas y curtidos por el sol, hombres y mujeres distinguen en su hacer cotidiano: extraer y producir sal.
Se trata del colectivo de la Empresa Salinera Las Tunas que abraza cada 24 de octubre, Día del Geólogo-Minero, inmerso en la concreción de planes y la búsqueda de alternativas para el crecimiento económico.
Humildes y muy dedicados al trabajo así son quienes no solo están allí por el sustento económico, sino también en acto de continuidad de una vieja tradición.
Al decir del ingeniero Yonni Oller Ramírez, director general de la entidad, única de su tipo que suministra la materia prima a la industria química del país, saludan la fecha con el cumplimiento desde septiembre de la extracción, lo cual les permite contar en meseta con el recurso para sostener la producción en seis meses.
El recrudecimiento del bloqueo y la ferocidad de la Covid-19 también se han ensañado con los salineros, mas, la tenacidad y vergüenza brotan en cada obrero, técnico, profesional y directivo.
Ejemplo de ello es que en medio de circunstancias muy difíciles, en este tiempo la elaboración de cloro, en el país, no se ha visto limitada por la materia prima, los almacenes están abarrotados, en espera de la transportación por ferrocarril.
Por más dividendos, que se traducen en aportes a la sociedad, buscan alternativas y emprenden nuevas líneas como la sal de consumo social y para la canasta básica de consumidores de Las Tunas y Holguín, además de desodorantes.
Los de la Empresa Salinera rinden homenaje a uno de los suyos, el jefe de mantenimiento Arnoldo Infante Pérez, quien falleció hace unas horas, víctima de la Covid-19. Asimismo, retoman debates para la redistribución del salario y proyectan metas; aseguran el futuro con la pasión de que entre lomas blancas se hace también historia.
/mga/