Las Tunas.- La cultura constituye la misma raíz de un pueblo, la que le brinda sostén, posibilidades de alimentarse y crecer, buscando siempre los rayos del sol para completar ese propósito de vida, y también desde un entorno fértil multiplicarse y replicar patrones de aprendizaje.
Así pudiera intentar explicar una función que, más que entendible, pretende ser visible y asequible a la población como parte misma de su cotidianidad, que va más allá de las manifestaciones artísticas para propiciar desarrollo social y humano.
En este entramado, en el que las instituciones muchas veces se erigen como facilitadoras en el empeño de aunar voluntades, surge el Centro de Intercambio y Referencia – Iniciativa Comunitaria (Cieric), vinculado estrechamente con la labor de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac).
Su propósito desde el 23 de octubre de 1991 parte del «trabajo comunitario, promoviendo la participación, la visión integral y la articulación de actores», según figura en su página web http://www.ciericgp.org/.
Con la Oficina Regional para el Oriente en Las Tunas, varios gestores naturales, comunidades y proyectos locales han encontrado asesoría, recursos de todo tipo y capacitación para reoxigenar su entorno más inmediato, en muchos casos con un crecimiento que sobrepasa las previsiones iniciales.
Así proyectos como El callejón de la ceiba, que nació en la Galería-taller de escultura Rita Longa, El Boquerón de Puerto Padre y Raíces de San José, en la periferia de la ciudad de Las Tunas, han logrado dar forma a las inquietudes nacidas al calor de las comunidades para encausar un crecimiento cultural y las capacidades de cada habitante desde su propia acción.
Liliana Gómez Ramos, actual coordinadora del Cieric en la región, comenta que para quien mira desde fuera puede ser un poco engorrosa la concepción de un proyecto, determinar sus objetivos, para presentarlo con los requerimientos metodológicos y la justificación que se exige, pero que esto es imprescindible para enrumbar y buscar resultados desde las potencialidades específicas de cada caso.
Hoy priorizan pautas como la comunicación, la gestión del desarrollo y el acompañamiento a los actores locales, con la importancia de construir desde la comunidad, que como aprendizaje las personas continúen compartiendo experiencias a partir de la ganancia en capacidades para la autogestión, viendo los procesos como un todo, que aportan además bienestar, ya sin la intervención externa.
Asimismo, el Cieric en la región aspira a lograr el trabajo articulado desde las alianzas con las instituciones del territorio, ganando en fortaleza para los proyectos, el impulso de cambios sociales, de infraestructura. Son así las personas de la comunidad quienes deciden cómo van a actuar, para trabajar por sus necesidades, sintiéndose parte y protagonistas del proceso.
La cultura sirve para impulsar y en este camino es el Centro de Intercambio y Referencia – Iniciativa Comunitaria una estructura que no conoce de veredas y sí de la acción profunda que moviliza, valida y fortalece el bosque con ese abono necesario para que cada cultivo prospere.
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