Las Tunas.- Causas y azares han privado a la provincia de Las Tunas de ser reconocida, en todo su valor, por su rol en el proceso insurreccional que inició el 10 de octubre de 1868, con el levantamiento de Carlos Manuel de Céspedes en La Damajagua.
En los encuentros conspirativos del 4 de agosto en la finca San Miguel, hacienda El Rompe y el 1 de septiembre en la finca Muñoz de Las Tunas, no se llegó a un acuerdo sobre la fecha de la insurrección armada.
Apremiado por la tibieza de sus compatriotas, el hacendado Vicente García convocó una reunión urgente, el 4 de octubre de 1868 en El Mijial.
El historiador de Las Tunas, Víctor Marrero, dijo que «Fue el tunero, el hombre de la “decisión” en aquel momento. De ese modo, Las Tunas del siglo XXI vino a ser la cuna de las reuniones preliminares. Primero sería San Miguel del Rompe y luego, Muñoz».
Explicó que «en esa tercera reunión donde participaron varios líderes del Oriente, como Calixto García, Francisco Muñoz Rubalcaba, Ramón Ortuño, Julián Santana, entre otros; ante las dilaciones, Vicente García, les dijo a los presentes que él fijaba como fecha definitiva el 14 de octubre. Si los demás centros no se levantaban en armas, los tuneros, solos, se irían a la lucha. Luego se montó en su caballo y se fue».
El destacado investigador añadió que días después, el 10 de octubre, Carlos Manuel de Céspedes, para evitar ser apresado debido a una delación, se vio obligado a adelantar la sublevación. Inmediatamente, y leales a la decisión de luchar contra el imperio colonial español, los tuneros se sumaron a la Revolución y dieron grandes muestran de valor y patriotismo en todas las Guerras de Independencia por la liberación de la patria.
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