Las Tunas.- El Comandante tunero regresa a las calles de su ciudad, esta vez con un traje nuevo que hará frente al desgaste del tiempo y brillará bajo el halo de esa locura envidiable con la que alimentó el imaginario de un pueblo necesitado de su propio caballero, una figura que fije el encuentro cada jornada.
Gracias al artista de la plástica Ángel Luis Velázquez Guerra se vuelve a completar el ciclo de la vida, Alberto Álvarez Jaramillo desanda nuevamente las calles de Las Tunas, bajo el abrigo del Fondo Cubano de Bienes Culturales, donde familiares, amigos y un pueblo fue a su encuentro este 25 de septiembre como parte de las actividades por el aniversario 225 de la urbe.
La estatua en ferrocemento, fruto de 10 meses de desvelo, es también el resultado del estudio minucioso de un ser humano, de las fotografías que le tomara el creador empírico en visitas a su casa, ya abrazando la idea de hacerle perenne entre el asfalto y el granito, como un tributo a él y a nosotros mismos.
Desde su humildad Ángel Luis Velázquez agradece y expresa las emociones del momento: «Realmente el mejor pago ha sido el reconocimiento del pueblo, todos los tuneros que han visto la obra, que me han felicitado y se sienten identificados con ella.
«Es el reconocimiento a la obra de un personaje de la ciudad que en realidad la hubiese hecho cualquier otro artista, pero esa historia no podíamos dejarla perder. Alguien debía tomar la imagen y reproducirla porque es el ícono de la ciudad y es nuestro Caballero de París».
Queda la proyección de fundir la estatua en bronce y lograr su emplazamiento en un sitio donde se logre una mayor interacción con el público.
«Hay nuevas expectativas para mejorar la pieza de hacer una fundición en bronce, y creo que es la mejor idea porque todos los tuneros merecemos tenerlo en las calles como él transitaba.
«En ese caso sería bueno trasladarlo hacia otro sitio donde interactúe más con la gente, mi idea es que el mejor lugar sería frente al Reymar, donde se veía diario dos o tres veces, el punto donde la gente lo recuerda más y lo tiene en fotos».
La crítica de arte Iris Cruz, una de las manos que contribuyó a este resultado, comenta que tomó el rumbo por la sugerencia de Tony Barly de que solo el Fondo Cubano de Bienes Culturales, podía validarlo, apoyarlo y asumir su emplazamiento a la vez que refirió este emplazamiento “es fruto del mayor deseo humano para dignificar a ese creador”.
Refiere que «fructificó la sensibilidad de las instituciones por regalar esta obra a su pueblo y de Lourdes Jacobo, presidenta de la Uneac en Las Tunas y Yamilé Engracia Cuevas Pérez, directora de Cultura Municipal, a la hora de deshacer todos los nudos posibles».
Desde la institución contaron, además, con la entrega de Yamel Meneses Reyes y Carlos Enríquez Peña Castro, así como las gestiones de Nover Olano, presidente del Consejo Asesor para el Desarrollo de la Escultura Monumentaria (Codema) en la provincia, esfuerzos que hoy sostienen este nuevo andar del Comandante tunero.
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