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Un clip sobre rap muy «animado»

No es la primera vez que el lenguaje de la animación cinematográfica marida con la música y el videoclip. Siempre hay que acudir, por ejemplo, al maestro Juan Padrón animando las jacarandosas imágenes de Píntate los labios, María en la versión excelente de Eliades Ochoa, o a aquel sugestivo corto que Bárbaro Joel Ortiz realizó con otro clásico: Veinte años, de María Teresa Vera y Nena Aramburen, por solo citar dos textos fílmicos basados en técnicas de animación diferentes, pero con análogos resultados.

 

Recientemente, otro clip se suma a la ilustre lista de piezas musicales que han apelado al animado para expresarse. Se trata de la canción Catarsis, un rap experimental de Adrián Vega «D’Mente», que el mismo músico animó, fotografió y dirigió.

Nominado cuatro veces a los premios Lucas entre 2017 y 2020, y ganador del premio especial correspondiente a Las Tunas (su ciudad natal) a propósito de la gira que emprendió el programa por toda la Isla, el joven artista contesta al interés de JR por su obra, concretamente, su flamante Catarsis (2021):

«Este es un tema muy especial, pues desde que empecé en el mundo de la música quise denunciar la violencia de género y familiar, pero sentía que no estaba preparado para expresar mi inquietud. Pasaron muchos años y vi muchos ejemplos de artistas que exponían sus demandas sobre este mal en sus canciones, sin embargo, a mí no me llegaba a la conciencia».

—Pero un día escuchas la palabra «catarsis» y tras buscar su significado…

—Exacto. Este me dio las herramientas necesarias para darle vida a la idea que llevaba tiempo dando vueltas en mi cabeza. La canción salió en 2019, formaba parte de mi álbum Heridas sonoras, nominado a los premios Cubadisco de ese mismo año en la categoría de Hip Hop. Se puede decir que Catarsis está completamente influenciada por la tragedia poética de Aristóteles, la oscuridad de Edgar Allan Poe y la retorcida mente de Franz Kafka.

Se siente esa pulsión entre lo soñado y lo real, se percibe el grito contra el endémico flagelo que es la violencia en estrofas que tocan la poesía salvaje, visceral, que moldea el género urbano en sus mejores exponentes. Pero sigamos
escuchando al músico:

«El video también tomó mucho tiempo en materializarse, pues la canción se mostraba por sí misma viva a los ojos de las personas, sin necesidad de un apoyo visual, fue muy difícil agregarle más contenido —no lo necesitaba. Entonces decidí graficar las ideas, sintetizar el mensaje, relacionar el misterio con el entendimiento, tratar que el espectador observara la acción violenta del protagonista con ojos neutrales pero que pudiera entender las posibles causas de este acto. Para conseguirlo, me inspiré en importantes mitos de la Antigüedad clásica».

Adrián Vega junto a los personajes que creó para su videoclip.

Una fusión acertada entre imágenes fílmicas y literarias se aprecia en el relato audiovisual, adecuación funcional del ritmo del clip al de la música, y una verdadera ósmosis entre ambas narrativas mixturadas y devenidas una.

Concretamente el breve filme, con marcadas y bien asimiladas influencias del anime japonés, demuestra el talento que ya acuña su autor —quien se confiesa deudor artístico de Hayao Miyazaki y el británico Steve Cutts, admirador de Spielberg, Hitchcock y el coreano Kim Ki-duk— no solo para el hip hop sino para la realización animada.

Otro grito de alerta, denuncia y concientización ante la violencia de género, familiar y de cualquier tipo, con el cual también hacemos Catarsis ante este clip del novel artista D’Mente, quien tiene muy claro el rumbo de su música y su arte en la lucha por el mejoramiento humano que la vanguardia de nuestra juventud emprende… ese que soñaba Martí. (Tomado de Juventud Rebelde)

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