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Diamela, una epidemióloga en tiempos de pandemia

Poco tiene que explicar en estos días la epidemióloga Diamela Moreno Valera cuál es la esencia de su profesión. El SARS-CoV-2 vino a «iluminar» una especialidad a veces desconocida por muchos o carente de notoriedad para otros; pero neurálgica en todos los tiempos y, por supuesto, en el actual escenario pandémico mundial. En ese entendimiento mucho contribuye la conferencia de cada mañana ofrecida por el doctor Francisco Durán, director de Higiene y Epidemiología en el Ministerio de Salud Pública de Cuba y quien se ha convertido en uno de los rostros más conocidos y queridos del país.

«Hoy todos somos un poco epidemiólogos. El profe Durán se ha encargado de darle muchas herramientas a la población», comenta la joven que desde la docencia en la Universidad de Ciencias Médicas y en su desempeño en el Centro Provincial de Higiene y Epidemiología, es una defensora del valor, la utilidad y la cientificidad de esta rama.

«La clínica se encarga de ver al paciente por sí solo, de analizar su condición biológica; mientras que la epidemiología tiene una visión mucho más amplia, no se trata ya solo de esa persona sino de los factores sociales, comunitarios, ambientales, sicológicos …que pueden influir en el estado de salud.

“No hacemos nada con tratar al paciente, sino se modifica eso que está influyendo y le afecta. Por eso la Epidemiología se ve como un fenómeno de masas, porque nos interesa la salud de las poblaciones en general, no de un sujeto en particular», explica quien también se confiesa una enamorada de su profesión desde los años de estudiante.

Y aunque la actual urgencia ha conferido a los higienistas notoriedad, Diamela ya ha debido lidiar con el cólera, el zika y el dengue, pues, penosamente «las enfermedades infecciosas reemergen en el mundo» y esto implica un enorme desafío para los sistemas sanitarios.

Mientras desgrana su devenir por esta especialidad, invariablemente se detiene en el último año y, en particular, en los meses finales del 2020 cuando en la ciudad de Barquisimeto, Venezuela, integró una de las brigadas Henry Reeve.

«Me desempeñaba en uno de los equipos de guardia de Epidemiología del Puesto de Mando que se encarga del control y manejo de la pandemia en la provincia cuando me llegó la propuesta de la misión. Por supuesto esto es algo que la mayoría de los profesionales queremos hacer por lo que significa la Brigada para Cuba y el mundo. Finalmente nos dijeron que iríamos a Venezuela, pero con una particularidad: teníamos la misión de brindar atención médica a los colaboradores que enfermaran de Covid-19».

Junto a 94 colaboradores: intensivistas, clínicos, especialistas en anestesia y reanimación, cardiólogos, nefrólogos…Diamela le hizo frente a la enfermedad lejos de casa. La tensión del trabajo diario, la asunción de nuevas responsabilidades, el adiestramiento del personal sanitario de la nación suramericana…y el constante desvelo para cuidar a sus compañeros signó el día a día. Fue una experiencia breve, pero intensa en lo profesional y humano.

Diamela, una epidemióloga en tiempos de pandemia
Diamela cumplió satisfactoriamente su misión en Venezuela como parte de la brigada Henry Reeve

«El trabajo fue bastante fuerte, pero no lamentamos la muerte de ninguno de los colaboradores que enfermaron. La vigilancia de este personal no era una tarea sencilla, pues estaban expuestos a un alto riesgo; se trataba de especialistas que hacían procederes invasivos, la ventilación, la atención a pacientes críticos…lo cual los pone ante un riesgo constante.

«En la última etapa de trabajo también desarrollamos este protocolo con personal médico venezolano y nos dieron un reconocimiento especial, porque se logró disminuir la mortalidad y los contagios de los trabajadores del sector en esos centros.»

Con el insustituible apoyo de la familia al cuidado de su pequeña Rocío, emprendió esos días de crecimiento, de extremar cuidados, de sentir miedo, experimentar dolor… Ahora, Diamela no puede menos que sentir orgullo y aquilatar aún mejor el saldo terrible de esta pandemia, el esfuerzo a veces sobrehumano para contrarrestarla y el trabajo del personal de Salud en cualquier recóndito lugar de este mundo. Con ese precedente nos deja una reflexión íntima y, ¿por qué no?, colectiva.

«En manos de la población está la clave. Independientemente de todas las medidas dictadas o diseñadas por las autoridades y desde Salud; depende del actuar ciudadano el control de la enfermedad, depende del control de cada quien.

«Debemos preguntarnos: ¿Qué puedo hacer yo, de manera individual para evitar enfermarme y enfermar a los demás? Ahí está la clave, en adoptar todas las medidas que a diario nos informan por todas las vías».

/mga/

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