Las Tunas.- El día que Ana Ibis Estrada Rosales llegó a la ciudad de Belice, en el centro de América, no pudo evitar pensar en Cuba, donde además de estar sus seres queridos había una situación diferente con la Covid-19, una enfermedad que iniciaba en el mundo y tenía desconcertados a especialistas y profesionales de la Salud en el planeta.
Era marzo de 2020, y Ana Ibis integraba un grupo de enfermeras que había sido seleccionado para combatir la enfermedad en el país centroamericano. El idioma fue lo primero que le chocó porque, aunque dominaba algo el inglés, no se sentía en condiciones plenas de desarrollarse, y ahí comenzó su primer gran reto.
«Esta misión fue una emergencia. Estaba en un curso de preparación idiomática en La Habana, y solicitaron la disposición a las enfermeras para atender a pacientes con Covid-19 fuera de Cuba y a mí me correspondió ir a Belice, un país de habla inglesa, todo un reto para el trabajo. De la enfermedad se conocía muy poco porque estábamos en los inicios de la pandemia. Trabajábamos bajo mucha tensión y en mi caso, como soy enfermera obstetra, laboraba en maternidad y en el salón de parto. También atendimos a pacientes graves por el coronavirus».
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Licenciada en enfermería en la Universidad de Ciencias Médicas de Las Tunas, hace 17 años, Ana Ibis nació en el poblado de Bartle, cercano a esta ciudad capital, donde labora como enfermera obstetra en el policlínico con servicios de hospitalización Alberto Arcos Luque. Y sobre su decisión de ser enfermera asegura que es «por convicción, porque me gusta ayudar a los demás y siento el dolor ajeno como propio».
Por su calidad profesional, y sus posibilidades de desarrollo dentro de esa especialidad de las ciencias médicas, Ana Ibis podría trabajar en esta ciudad, pero nunca ha pensado dejar su terruño.
«En Bartle nací y crecí. Allí me hice lo que soy, y me he formado, tengo mis raíces, mi familia, dónde mejor para prestar mis servicios que con mi gente. Ese es el orgullo más grande que tengo».
Madre de dos hijos varones, uno de 25 y otro de 18, cumplió una misión en Guatemala durante dos años, y sobre sus proyecciones confiesa que «en breve partiré nuevamente hacia Belice, porque las autoridades de ese país han solicitado los servicios varios profesionales cubanos por la destacada labor que realizaron en la lucha contra la Covid-19 y volveré a trabajar en el mismo lugar, el hospital conmemorativo Karl Heusner, el principal centro asistencial público de Belmopán, la capital beliceña».
El primero de mayo, Ana Ibis recibió la Medalla Hazaña Laboral por sus servicios en el enfrentamiento a la pandemia como integrante del Contingente Internacional de Médicos Especializados en Situaciones de Desastres y Graves Epidemias Henry Reeve.
«Recibir esa Medalla es el honor más grande que he recibido en mi vida, aparte de la misión en Belice donde representé a la salud cubana. Me siento orgullosa y me compromete más con mi profesión y mi país.
Desde febrero, cuando regresó de Belice, Ana Ibis sigue sus labores en su policlínico, hasta que vuelva al país centroamericano. Y cada día, en su institución de Salud o por las calles de Bartle, siente el amor de las personas de ese terruño, quienes ven en ella a una de las más genuinas representantes del lugar, por ser quien es y por su hazaña desde el poblado hasta Centroamérica, en la lucha por la vida.
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