Las Tunas.- La Empresa Duralmet tiene a su cargo la responsabilidad de conformar los módulos de carpintería metálica de al menos nueve mil casas al año, un resultado que queda por debajo de las capacidades productivas de la entidad que, según el Jefe del Grupo de Ventas, Miguel Llanes, está preparada para asegurar un tercio del Plan Nacional de la Vivienda que es de 50 mil.
A pesar de la disposición de los trabajadores de esta empresa y de su sagacidad para sortear las dificultades técnicas de equipos creados “antes de la segunda guerra mundial”, como los definiera el jefe del taller de ensamble, Henry Sánchez, los resultados no se ven ni en los bolsillos de los trabajadores, que en muchos casos rondan los dos mil pesos, ni en la independencia para comercializar producciones a clientes interesados.
Sucede que en industrias de este tipo la producción es directamente proporcional al salario, casi se puede sentir el peso de una puerta menos que se produzca, en las finanzas mensuales de cada obrero. Cuando se pregunta entonces por la Tarea Ordenamiento, las caras son más de incertidumbre que de certezas.
“Yo antes cobraba alrededor de 500 y pico de pesos; y ahora estoy en el orden de los dos mil 960. Todavía no se han pagado las utilidades porque es al tercer mes, eso depende de la solvencia de la empresa.
“Referente a nuestro salario tengo una insatisfacción, nosotros, los mecánicos de taller, somos operarios de alta calificación. Antes estábamos en una escala superior, ahora redondearon el salario y nos evalúan como un fresador o un tornero; y ciertamente nuestra labor es más compleja.
Esta empresa es hija del fórum, la mayoría de los troqueles, de todo lo que se hace aquí lo hicimos nosotros en este taller. Sin nosotros la empresa no sale adelante”, dijo Rogelio Rodríguez Vázquez, mecánico del taller de mantenimiento.
En Duralmet al mes se terminan 600 módulos de ventanas, en el taller dedicado a esta labor se trabaja para entregar 40 diarios. Pero esto es muy difícil de lograr por la carencia de remaches, cherries, chapas. “Es un problema que actualmente nos afecta, aquí casi todo depende de importaciones. Algunos productos son de factura nacional como el caso de los manipuladores que se hacen en Planta Mecánica, en Camagüey, pero la mayoría no, dijo a Tiempo21 Luis Manuel Sánchez, Jefe de Brigada del Taller de Ensamble.
Al día se emplean en esta área 40 mil remaches, si sacamos una cuenta rápida podemos deducir que al mes se necesitan al menos un millón de estas piezas para que la producción no se vea afectada. Vale recalcar que no se fabrican en Cuba porque no hay máquinas para eso, o sea, hay que importarlas.
Y cuando se acaban los remaches se para la producción, se detienen las ventas, se agota el dinero para el salario y los trabajadores se van a casa.
«SI NOS CORTAN LAS ALAS, NO TENEMOS NADA»
En el Taller de Ensamblaje de puertas conocimos a su jefe, José Antonio Socarrás Infante, quien nos informó que al día por cada pareja salen terminadas 42 de estas estructuras. Poseen la fuerza laboral, pero sin materia prima es imposible.
“En cualquier momento la fábrica se puede parar. Si esto sucediera, los trabajadores se irían a sus casas cobrando el 100 por ciento de su salario el primer mes, luego el 60 y más tarde nada. En la actualidad cómo un trabajador sostiene a su familia, si todo ha subido.”
Recurro al Jefe del Grupo de Ventas, Miguel Llanes, para entender el dilema de un ordenamiento, que aún no ha puesto en “orden” los números de una empresa que tanto impacto tiene en el desarrollo infraestructural de Cuba.
“Realmente la Tarea Ordenamiento ha impactado muy poco a nuestra empresa. Nosotros dependemos de una asignación centralizada y trabajamos para un mercado único. No tenemos acceso a créditos en moneda dura, aunque fuimos de las primeras empresas de la provincia en crear las cuentas en MLC. Contamos ya con mercado potencial para vender en MLC nuestra carpintería de aluminio, que son producciones de primer mundo. En esta provincia no se comercializan, en ninguna ferretería se venden perfilerías de aluminio.”
“Las hemos visto en consultas a páginas nacionales y aquí las podemos hacer, y en el país está disponible la cantidad de materiales que solicitemos, pero precisamos de un respaldo financiero. Al menos con 300 mil hubiéramos empezado la producción y recuperado en tres meses, a estas alturas ya tuviéramos nuestro capital.
“Eso es lo más chocante, nos dicen que sí podemos, pero con qué. Lo poco que nos asignan es dirigido y está bien que sea así, como es lógico, pero necesitamos desenvolvernos con libertad y sin recursos no podemos.”
En una conversación informal un trabajador de Duralmet me confesó: “cuando las rastras de nuestras producciones llegan a su destino, aunque otras similares estén a su alrededor, las nuestras “vuelan” porque la calidad está probada. Todo el mundo quiere las puertas y las ventanas que se hacen aquí”. Entonces si esa confianza escalara un poco más alto, quizás en esta fábrica tan importante no se viviera tanto de incertidumbres y sí de certezas.
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