Una vez más nos sorprende la capacidad de respuesta a las necesidades del país de los trabajadores de la Unidad Básica de Producción Cooperativa (UBPC) “Diego Felipe”, enclavada en un apartado paraje rural del mismo nombre en el municipio tunero de Puerto Padre. Allí la producción de alimentos deviene prioridad ante la crisis sanitaria y económica que supone hoy la pandemia de la Covid-19.
En ese colectivo, en el que el empleo consecuente de la ciencia rinde halagüeños frutos y la convierte en punto de referencia en la producción cañera, ahora se suman nuevos retos de cara a la urgencia de aportar alimentos.
Es por ello que en las tierras de la “Diego Felipe” hoy se cultivan varios renglones que incluyen hortalizas, granos, vegetales y viandas, al tiempo que se crean condiciones para el desarrollo de la cunicultura, la avicultura, y la ganadería.
En esta contingencia, el personal agrícola redobla sus esfuerzos para incrementar la siembra, el acopio y la comercialización de productos agropecuarios, con el objetivo de atender las demandas cada vez más crecientes y cubrir las entregas a las placitas del municipio, asegura Pedro José Pupo Leyva, el jefe de producción.
«Estamos participando en tres ferias agropecuarias durante el mes, además atendemos una placita en el municipio de Puerto Padre, y aquí mismo en la comunidad. En estos momentos tenemos producción de plátano burro, yuca, calabaza, ajíes de diferentes variedades, remolacha, y boniato, este último con un rendimiento de hasta nueve toneladas por hectárea, entre otros».
Nolberto Rodríguez, al frente de la producción de alimentos, asegura que están laborando en otras líneas; de ahí que en los próximos meses también van a cosechar el ajo, la cebolla, y granos como el frijol negro, el colorado, el “carita”, y el garbanzo.
El campesino conocedor de esos temas explica que uno de los problemas que enfrenta la Agricultura es el de las plagas, razón por la cual, ante la carencia de productos empleados de manera convencional, ponen en práctica el uso de plaguicidas de origen vegetal.
«Nosotros utilizamos la tabaquina, que es un subproducto del tabaco y semillas secas maceradas de paraíso, las hojas del árbol del Nin, que se caracteriza por ser amargo y venenoso, entre otras. Nos dan buenos resultados en la calabaza, hortalizas y en los granos; por eso cada cuatro días la aplicamos en esas plantaciones.»
INMERSOS EN LAS LABORES
Para trabajar y obtener buenos resultados hay que atender bien a esos hombres y mujeres que llegan cuando el sol aún no asoma y se mantienen en los surcos al calor del mediodía. Por ello, ante la carencia de algunos productos buscan alternativas como la fritura de yuca, y el aceite de ajonjolí, ambos con buena aceptación entre los comensales de la entidad.
Una de las instalaciones más atractivas en la cooperativa es la micro-vaquería, en cuyos suelos se yerguen majestuosos campos de diversos cultivos, entre ellos la caña, el king grass y la morera para alimentar el ganado en condiciones climáticas adversas. Muchas de estas plantas forrajeras estimulan la producción de leche en las hembras, abunda Juan Carlos Santiago Santos, responsable del área.
«Estas plantas sirven para sustituir el pienso porque cuentan con un alto nivel de proteínas para nutrir a 24 vacas gestantes, 27 en la sala de ordeño, y 10 inseminadas que van al diagnóstico el próximo mes, además estamos experimentando con la crianza de conejos.»
Inmersos, además, en el ajetreo que implica la cosecha de la caña como parte de la actual zafra, esta entidad se distingue por los indicadores económicos con saldos favorables, con niveles de rentabilidad que le han permitido sortear disímiles obstáculos.
Y es que, contrario a otras unidades cañeras similares donde la producción de alimentos es un serio problema, la «Diego Felipe» se enorgullece de contar con buenos trabajadores, estables en sus funciones y conocedores de los secretos de la tierra, y de los animales.
CON AMOR
De las manos de Jaqueline Naranjo Cutiño, quien tiene bajo su responsabilidad la crianza de 200 pollitos mexicanos, se ve prosperar el patio de aves, que constituye otra alternativa para la alimentación de los trabajadores y sus familias.
Todos los días del año, «llueva, truene o relampaguee», como se acostumbra a decir en buen cubano, Jaqueline llega a la granja para cuidar a los polluelos que hoy se muestran vigorosos, a pesar de malos augurios de muchos que pensaron no sobrevivirían, y es que con amor todo es posible, según las elocuentes palabras de esta mujer.
«El éxito de una cría de pollos y gallinas depende de sus primeros días de vida. Por ello es importante que beban agua y coman tanto como sea posible. Además, hay que poner atención a los detalles en la preparación de la comida, y al buche para detectar cualquier problema a tiempo.»
LA COSECHA DE LA CAÑA VA VIENTO EN POPA…
En esta UBPC cañera ya se cosecharon unas 13 mil 135 toneladas de caña de ciclo largo, mientras se preparan para una segunda etapa en la que se cortarán alrededor de 30 mil de ciclo corto; al tiempo que mejoran los rendimientos al obtener unas 54 toneladas de la gramínea por hectárea, con los cuales cumplen las exigencias de la tarea Álvaro Reynoso en Cuba.
Ello, sin dudas, genera un positivo clima de laboriosidad en el seno de la cooperativa, que consolida su prestigio a instancia territorial y nacional, mientras los asociados se benefician con elevados salarios, acordes con el respaldo productivo.
La comunidad ha cambiado mucho en los últimos años, y es visible en el entorno y en la vida cotidiana de los vecinos y vecinas de esa zona rural. El estado constructivo de las viviendas, la escuela, el consultorio, y el círculo social son un ejemplo claro de estas transformaciones. Lo que inicialmente era un paraje campestre sin desarrollo, hoy muestra perspectivas de progreso de la mano de la UBPC “Diego Felipe”.
/mga/
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