Maniabo, Las Tunas.- Desde que era niño, Noel Diéguez González anda entre vacas y terneros. Por aquel entonces vivía en las tierras de San Gregorio, llenas de grandes potreros verdes que siempre llegaban al río, con una poceta que parecía una piscina. Tenía nueve o 10 años cuando imitaba al padre en todo lo que olía a vaquería.
Y su papá lo sentaba en el banquito para que ordeñara, y con sus manitas apretaba las ubres de la vaca y sentía una satisfacción infinita cuando escuchaba el chorro de leche caer en el cubo, y observaba la espuma blanca que iba subiendo.
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[penci_blockquote style=»style-3″ align=»none» author=»» font_weight=»bold»]«Mi infancia fue bonita. Me crié en el campo donde había muchos animales. Mi papá me enseñó todos los secretos del ganado, además he aprendido mucho de Rafael González, el jefe de unidad que tuve en la vaquería 15. Allí durante dos años acopiamos 100 mil litros de leche, que es la cifra a la que aspira cualquier ganadero, algo que no he logrado en la mía, la de ahora que es la 16, porque la seca ha sido muy brava».[/penci_blockquote]
Aunque Noel es el jefe de la vaquería 16, de la cooperativa Maniabo, es un ordeñador más. Se levanta a las 2:00 de la mañana y como carece de un montero es el que atiende al ganado en los potreros. A veces son las 8:00 de la noche y anda detrás de las vacas, pues para que den un poquito más de leche no se pueden encerrar a las 6:00 de la tarde, hay que echarle comida y guardarlas a las 7:00 de la noche; mientras más se alimentan más leche aportan.
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«De la ganadería me gusta todo. Le voy a decir una cosa. Cojo un día de franco y voy a ver a mi mamá a Santa Librada. Salgo a las 8:00 de la mañana y ya en la tarde hay algo que me hala y me hala. Y mi mujer me dice: ´oye muchacho quédate tranquilo´; pero qué va, ya a las 4:00 de la tarde estoy en la vaquería porque no puedo estar lejos. Son tiempos difíciles y en una cuarta de tierra te levantan un animal. A mí la ganadería me encanta, esa es la verdad».
En #LasTunas, al oriente de #Cuba, hay un ganadero que vive en su vaquería. Poco descansa, porque sus vacas y sus terneros son su gran pasión, su orgullo. Lo dice y ríe de buena gana. Y es feliz, plenamente feliz. Escuche parte de su historia. https://t.co/dDO0G8d92P pic.twitter.com/KmLzULHd97
— MiguelDíazNápoles (@migueldn21) March 14, 2021
La vaquería 16 es una de las más afortunadas. Dice Noel que es por el área de plantas proteicas que posee: caña, king grass, morera. Por las tardes le muele el alimento al ganado y resulta una ventaja para poder enfrentar la seca, algo bastante aceptable, por la comida que tienen.
«Y cuido mis áreas para enfrentar la seca. Además, hay dificultades con la fuerza de trabajo porque… es que la ganadería…. no es to´ el mundo que le va a la ganadería, porque es dura, dura, hay que gustarle y es de mucho esfuerzo y sacrificio. Saca la cuenta que yo me levanto 2:00 de la mañana, voy a la sala de ordeño a las 3:00, termino, desayuno y me incorporo.
«A veces llego con las vacas y me echo un bañito, almuerzo y pa̍ la sala de ordeño otra vez. Hay que andar atrás del ganado, le da por coger paˈ la carretera y eso es peligroso. A veces mi esposa me dice: ´pero a ¿qué hora te vas a bañar?´ Y le respondo: ´bueno mija, horita, hasta que no termine y deje todo acomoda´o pa̍´ entregarle a los guardias».
Noel habla con orgullo de su vaquería, y expresa con ojos azules y brillosos la felicidad que siente en su hogar, donde su esposa siempre lo espera con una sonrisa y una caricia para aliviarle las tensiones del cuerpo, y el día que sus dos hijas y dos nietas los visitan todo se vuelve una fiesta.
/mga/