Las Tunas. – En Cuba el Sistema de Educación de la Primera Infancia abarca desde el nacimiento hasta los 6 años de edad. Según registros del país, el trabajo educativo en esta etapa de la vida permite atender al 99,2 por ciento de esta población. Se trata de un derecho que se prolonga hasta alcanzar la universidad y que tiene rango constitucional en una nación donde el acceso a este bien (tangible e intangible en toda su dimensión) se complementa con otros servicios básicos como salud, práctica del deporte y ejercicio de la cultura.
De las visiones más hermosas posibles, sin dudas, la imagen de una niñez feliz y plena se agencia el primer lugar. Que nuestros pequeños reciten, canten, bailen, aprendan los colores, las figuras, narren una historia, compartan y disfruten, desde los primeros años de vida, de la amistad; es motivo de orgullo y satisfacción para toda la sociedad. Hay realidades cuyo valor no se puede aquilatar.
A ese resultado contribuyen, en mucho, los círculos infantiles; un espacio en el cual la familia y su descendencia encuentran puerto seguro para las energías, la creatividad y el desarrollo de los niños. En cada uno de los 29 centros de Las Tunas, un colectivo de educadoras, auxiliares pedagógicas, logopedas, personal de enfermería y de apoyo… garantiza el proceso de enseñanza, la seguridad y la expresión de las potencialidades de cada pequeño.
¿Cuántos albergamos entre los recuerdos de la infancia el dormir en catres, desarrollar los juegos de roles, aprender a comer sin ayuda o a anudarnos los cordones de los zapatos, entre otras cuestiones elementales para crecer y ser independientes? Ahí también está la esencia de quiénes somos.
Con el siguiente reportaje deseamos acercarles a esta red de centros surgida en abril de 1961 y cuya primera beneficiada fue la mujer cubana al permitirle mejores condiciones para participar en la vida social y laboral. Aunque en Las Tunas, como en toda la Isla, los círculos infantiles, no satisfacen la demanda de la población, mucho hay que agradecerles. De esa gratitud dan fe padres y madres.
En tiempos de dificultades y de pandemias, estas instalaciones han permanecido con las puertas abiertas, cual guardianas de la infancia. Le invitamos a escuchar.
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