Las Tunas. – Durante casi todo el año los mostradores han estado vacíos en las placitas y los mercados agropecuarios de la provincia de Las Tunas y ese panorama desesperanzador pudiera interpretarse como que los campesinos y los trabajadores de las unidades estatales han estado de brazos cruzados, y no es así.
En el período ha habido serios problemas organizativos en algunas formas productoras, con poco control de las juntas directivas, desvío de las cosechas a otros destinos, desestímulos económicos y otra serie de dificultades que, o no motivaban a la producción, o la hacían menos visible.
Pero, también se han impulsado varias actividades que contribuyen al tan necesario autoabastecimiento municipal, que establece que cada persona reciba mensualmente 30 libras de granos, viandas, frutas y hortalizas, además de la satisfacción de las demandas para los turistas y la comercialización fuera de nuestras fronteras.
Todo ha sido en medio de muchas limitaciones por la crisis sanitaria internacional ocasionada por la enfermedad Covid-19, la situación económica del país y el recrudecimiento del bloqueo norteamericano contra Cuba. Entonces, son insuficientes el combustible, los fertilizantes y plaguicidas, medicamentos de uso animal y otros insumos generales.
Por esas carencias, los resultados no son mejores. Pero, más que rendirse, los agropecuarios tuneros diseñan un año 2021 diferente, con varias proyecciones establecidas por el nuevo delegado del Ministerio de la Agricultura, Yoel Martínez Vargas.
Lo primero es agilizar la entrega de tierras en usufructo, muchas de las cuales están llenas de marabú, un arbusto que da más problemas que beneficios. También, la búsqueda de nuevas áreas porque, al disminuir los rendimientos por falta de nutrientes, se deben extender los cultivos.
En el territorio hay unas 30 mil hectáreas dedicadas a los cultivos varios, una de las cifras más bajas del país, según la cantidad de habitantes, pues las actividades agropecuarias fundamentales son la ganadería y la caña de azúcar.
De ese total están en explotación unas 27 mil con mayor representación en los municipios de Puerto Padre, Jesús Menéndez y Jobabo; y el resto están infestadas de marabú.
En la lucha contra esa planta, el municipio de Las Tunas ha sido ejemplo. Ahí están los resultados en las fincas Majagual, La Salida y Techo Rojo, dedicada a la crianza de búfalos para la sustitución de importaciones. Además, sobresale la puesta en funcionamiento de una chapeadora en un tractor con ruedas de hierro, y el uso intensivo de maquinaria pesada.
También será determinante el polo productivo de Fleitas, en Manatí, el cual pretende llegar a entre 800 y mil hectáreas de plátano fruta, macho y burro.
Se acometen varias inversiones, las que se hallan en diferentes niveles de ejecución. Entre ellas sobresalen la construcción o reparación de naves de las empresas Porcina y Avícola, la minindustria del municipio de Jobabo, la planta para beneficio, secado y empaque de granos, un proyecto para la siembra de frutales y la fábrica del nutriente Ecomic.
También, la instalación de dos silos para arroz en Camagüeycito, 16 casas de cultivo semirrústicas y varios módulos pecuarios en diferentes unidades productoras.
El clima ha sido inestable en los ocho municipios tuneros, a veces con varias semanas sin llover, y en otros momentos con precipitaciones diarias, y las dos aristas son perjudiciales para los cultivos varios, fundamentalmente.
Por eso se aplican varias alternativas que favorezcan las producciones y desafíen tanto a la naturaleza como a las absurdas leyes estadounidenses que impiden una mayor autonomía en la obtención de alimentos para el pueblo.
Se incluyen la inseminación del ganado vacuno en busca de mejoras genéticas, el uso de molinos para la extracción de agua, diferentes formas de riego, la aplicación de biofertilizantes y otras técnicas agroecológicas, la introducción de variedades más resistentes y el fomento de la agricultura urbana, suburbana y familiar, por solo citar unos ejemplos.
Varios renglones priorizados no se cumplirán en este 2020, como el arroz, maíz y frijol; y de todos, el que más duele es el de la leche porque sus precios en el mercado internacional son altísimos. Y, porque el incumplimiento es consecuencia de errores que se arrastran desde hace tiempo como la falta de alimento animal, actividad que muestra ligeros avances en el actual calendario.
Afortunadamente, las Cooperativas de Créditos y Servicios Mártires de Omaja, de Majibacoa, y Carlos Manuel de Céspedes, del municipio cabecera, llegaron a un millón de litros del preciado alimento.
De los rubros exportables se cumple el tabaco, y hay posibilidades de acopiar la miel de abejas prevista, pues diciembre es un buen mes para ello. No se completará el carbón vegetal.
En las Tunas se experimentan nuevas formas de comercialización de productos agropecuarios con las unidades que cumplen sus entregas a Acopio, se atiende la formación vocacional y se restablecen discretamente las jornadas de ventas de los diferentes renglones a la población, con el cumplimiento de las medidas sanitarias para prevenir infecciones con el nuevo coronavirus.
Y es evidente la voluntad de los productores de sembrar, cosechar y entregar al Estado para satisfacer las demandas del pueblo, mejorar las condiciones económicas de sus familias y evitar que el país erogue una extraordinaria cantidad de dinero para comprar lo que se puede producir aquí.
Con ese compromiso se espera en el territorio al 2021.
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