Geily Batista es una pequeña de cinco años de edad que acaba de comenzar la escuela, un acontecimiento no solo para ella, sino para su familia.
Muchos días antes del inicio del curso escolar 2020-2021 marcaba los días en un almanaque, preparaba su uniforme, coloreaba, se «entrenaba» con juegos propios del prescolar, y la noche antes del gran día no dejaba de hablar de su escuela, de lo que iba a hacer, hasta que el sueño la venció.
«Papi, mami, vamos que llegamos tarde». Eran solo las 6:00 de la mañana y Geily fue la que despertó a sus padres, que al levantarse vieron el uniforme escolar sobre la cama de la niña, que ella misma había sacado, los zapatos acomodados, la mochila de la merienda, el tapabocas, sus lápices de colores»…
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Ya en su escuela rural de Las Parras, municipo de Majibacoa, provincia de Las Tunas, Geily disfrutaba de todo lo que pasaba en su aula, en el patio, en los juegos de roles. Sus ojos fijos en la maestra que hacía cuentos y entonaba cantos. Y al final del día, de su primer día de clases y quizás del acontecimiento más importante de su corta vida, sus palabras breves, pero con un mensaje claro:
«Quiero disfrutar mi día en la escuela para aprender a escribir, a leer, para tener muchos amiguitos, que la maestra me enseñe muchas cosas. Me siento feliz porque siempre quiero estar en la escuela con mi maestra».
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