Las Tunas. – Herramienta de trabajo imprescindible para el campesino cubano, el machete tiene un rol destacado en las guerras de independencia contra España, desde aquel 4 de noviembre de 1868, cuando Máximo Gómez lanzó la primera carga.
Bajo el bochorno del mediodía, dos columnas españolas marchaban hacia Bayamo al mando del coronel Demetrio Quirós Weyler con la orden de recuperar el mando de la ciudad.
Informado del avance enemigo, el general Donato Mármol recibe la orden de Céspedes de impedir el avance de la columna enemiga y con un voto de confianza sitúa al dominicano Máximo Gómez, que había renunciado a sus grados en el Ejército Español, al frente de la vanguardia.
Cerca del poblado de Baire, en el lugar conocido como Tienda del Pino, los soldados ibéricos, entrenados para una lucha frontal y organizada, quedaron desconcertados ante con aquel grito de ¡Al machete!
Al filo del arma mambisa, la tercera parte de las fuerzas enemigas quedó fuera de combate.
El éxito de la acción le valió a Gómez los grados de General del Ejército Libertador y pronto su fama de gran estratega militar se extendió por toda Cuba con la misma velocidad con que el machete ganó notoriedad por su capacidad de sembrar el terror en las filas enemigas.
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