Las Tunas.- Brindar servicio a domicilio a los adultos mayores que viven solos para evitar que transiten por las calles innecesariamente, resulta hoy la principal función de Aurora del Carmen Frías. Una tunera que se siente útil y comprometida.
«Les llevo hasta su hogar el almuerzo y la comida a tres ancianos».
Bajo el sol o la lluvia, y por angostos caminos, Aurora se abre paso cada día.
«Llego al Sistema de Atención a la Familia, ubicado en el Complejo Gastronómico El Oriente, alrededor de las diez de la mañana todos los días de la semana, es mi nueva responsabilidad luego de doce años como secretaria en la Dirección Provincial de Trabajo y Seguridad Social.
«Me propusieron ser gestora social y no dudé dos veces aceptar. Es una tarea difícil, no importa que este lloviendo o el sol raje las piedras, yo tengo que garantizarle los alimentos a estos tres ancianos».
Desde que el Gobierno cubano anunciara las medidas para prevenir la Covid-19 algo quedó explícito, ningún trabajador sería dejado a su suerte.
En Las Tunas, la interrupción laboral con garantía salarial ha sido una de las más adoptadas, sobretodo de madres con niños pequeños. Otros trabajadores, como Aurora, han sido reubicados en tareas de atención a las personas vulnerables.
«Los tres ancianos que atiendo me esperan cada día, eso me hace sentir orgullosa, que mi esfuerzo no es en vano. No solo les llevo los alimentos, también les transmito un mensaje esperanzador, optimista, el alivio que se devuelve con gratitud y confianza».
Aurora se sabe seguidora de las ideas de Celia Sánchez. «Ella nos legó ese sentimiento humano de que hay que tenderle la mano al que está necesitado, porque cuando uno lo hace, mejora, levanta, y es una enseñanza para los demás».
Cuba se engrandece con la obra diaria de gente como Aurora. Ella, con su labor, acompaña, salva, y ayuda a los vulnerables ante la vida.
«En cada casa, les recuerdo las acciones que el país lleva a cabo para frenar la propagación del nuevo coronavirus. La importancia de la higiene en el hogar y hago énfasis en el lavado contante de las manos con agua y jabón».
Con tales energías se anda en estos días en los que todo el país, aún sin abrazos ni besos, pone mayúsculos empeños en tocar la puerta de cada cubano, en particular de los más frágiles ante la adversidad.
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