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Tabaco, pasión y cultura: tres historias de la fábrica Enrique Casals en Las Tunas

Hace ya poco más de una década Yusmila Ricardo Leyva se enamoró del torcido de tabacos. Hasta el día de hoy esa pasión nace del constante quehacer en pos de una actividad que es economía, tradición, cultura. Armada de tabla, chaveta, casquillo, guillotina, goma y otros implementos imprescindibles, inicia esta tunera cada jornada en la fábrica Enrique Casals Villarreal, ubicada en la capital de la provincia de Las Tunas.

Llega bien temprano en las mañanas, y se dispone a la tarea incesante, fructífera, vital: de una norma de 205 puros realiza, cada día, unos 300. ¡Humoso placer para quien luego disfrute de los resultados de este oficio que tiene mucho de arte!

«Para hacer un buen tabaco, de calidad, importan mucho las condiciones de la materia prima, que la hoja esté seca y en buen estado, así como la picadura. Capote, fortaleza, picadura y bonche, luego prensado por 15 minutos y finalmente el  terminado que es poner la capa, así, ya tenemos un tabaco», subraya esta torcedora reconocida entre los mejores trabajadores de la fábrica.

La calidad, el signo de la entrega

Tabaco, pasión y cultura: tres historias de la "Enrique Casals" en Las Tunas
Odelkis González Paz.

Para Odelkis González Paz, responsable de Departamento de Control de la Calidad, su trabajo también es pasión y acicate, leitmotiv para no desmayar en el  objetivo de producir un puro de calidad, sin importar hacia qué mercado se dirige.

«Se toma una muestra de cada producción por trabajador y de ahí sacamos los defectos de cada uno y se corrige al momento. El tabaco debe tener el mejor estirado de la capa, buena presencia, adecuada combustión y otros elementos imprescindibles», señala quien también está titulada como torcedora, jefa de producción, técnica de la calidad y todo cuánto ha sido necesario, según las contingencias del momento.

«Toda mi vida he trabajado en esta fábrica. Me gusta mi trabajo, me gusta lo que hago y amo al tabaco, su olor, todo…Pienso jubilarme en este centro».

 Naitza Borrero, anilladora – empaquetadora

Tabaco, pasión y cultura: tres historias de la fábrica Enrique Casals en Las Tunas
Naitza Borrero Guillén.

Casi dos décadas de trabajo en la «Enrique Casals» tiene Naitza Borrero Guillén. Tras pasar un curso se tituló como anilladora empaquetadora y ahora labora en el departamento de producciones terminadas.

«En esta área se pone el anillo, se cilindra y se hace el mazo que luego se sitúa en cajas para su traslado al almacén», explica.

La agilidad, dice, la ha adquirido con  los años. En algunas oportunidades sus manos se cansan de tanto quehacer. «La norma es de unos 136 mazos, es decir, unos 3400 tabacos y, según las producciones llegadas desde la galera,  podemos anillar y empaquetar hasta 4000 puros», señala Nitza para luego sentenciar: «El encanto es que a una le guste el trabajo que una hace».

/mdn/

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