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Guerrero de amor

Las Tunas.- Su minúsculo cuerpo se vuelve poesía, porque es inspiración para su familia y un servicio de salud que sabe el valor de su vida. Hace dos meses es otra estrellita en este mundo; aún no le conoce, pero algún día sabrá cuán dura fue la batalla y las esencias que le regalan a cada instante un segundo más.

Amado y esperado, sorprendió, y el pronóstico parecía imposible, pero hasta su cunita viajó siempre la fuerza y esperanza de quienes le aman y confían.

El pequeño Dylan es otra conquista y la expresión más precisa del amor. Solo seis meses y medio en el vientre materno y su llegada fue impostergable.

A su mamá Yerlanis la mirada le brilla cuando habla de esos días de dolor, angustia y temor.

Ha sido una batalla muy fuerte; mi niño ha sido un guerrero, cuenta la joven madre, mientras explica que es el bebé de mayor tiempo en el servicio de Neonatología, pero uno de los más pequeñitos.

“Es un luchador de verdad, que se ha debatido entre enfermedades, infecciones, grandes esfuerzos; cosas propias de la prematuridad de un bebé como el mío. Pero ha sabido salir adelante y hoy solo de entrar al servicio de Neonatología y ver la sonrisa que me regala me hace muy feliz y podemos decir que el 24 siempre será un día importante en nuestras vidas”.

Daniel es papá motivado y tierno que cuida con esmero a su primer bebé. Él es uno de los privilegiados que logra entrar al servicio para neonatos e irradiar con su optimismo y esperanza al pequeño Dylan.

La familia va a ser siempre lo que marque la diferencia, precisa Yerlanis, mientras asegura que le da el deseo para enfrentar la vida. Para Daniel es más que la unión sanguínea. Es esa relación íntima con personas que comparten avatares, tristezas, el llanto y la risa.

Y los médicos y enfermeras de la Neonatología han sido su familia en este proceso que los padres describen como doloroso y alegre, porque al inicio la tristeza e incertidumbre le marcaban los días; pero después la esperanza que nunca perdieron floreció.

Dylan se convierte poco a poco en un niño vital, fuerte; ha engordado; tiene cacheticos, y, la verdad, es hermosa su evolución.

El señor Omar con el tono del abuelo emocionado asegura que esta es una familia feliz, más con la llegada de Dylan, inspiración para ser más amorosa la unión. Mientras, la tía abuela Carmelina considera que la salud pública en Cuba es un logro por tantas personas consagradas.

Cuando las cortinas de uno de los cubículos para neonatos se corren, en el horario de visita, la ventana de cristal se llena de rostros nostálgicos e ilusionados. Han pasado los mayores temores y angustias; su guerrero ha vencido las peores batallas.

Este 24 de diciembre fue un día especial para el pequeño Dylan y su familia, dos meses ya de una lucha por la vida que continúa con esa fe que nos ilumina y salva, la fe del amor.

/mdn/

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